Las fuerzas de seguridad de Sudán encabezaron una brutal represión en el marco de una protesta contra el golpe de estado acontecido en dicho país: abrieron fuego contra un grupo de manifestantes, ocasionando la muerte de ocho de ellos.
Esto se complementa con disparo de gases lacrimógenos y material represivo de corte similar, buscando contener manifestantes que, según medios internacionales, buscaban arribar al Palacio Republicano, entidad que oficia de sede del actual gobierno militar.
En diferentes ciudades, disidentes al nuevo gobierno clamaban denuncias contra los militares y exigían una transferencia de corte inmediato del poder a un nuevo gobierno, el cuál, según sostienen, debe estar integrado por civiles.
El Comité de Médicos de Sudán difundió en redes sociales la información sobre los decesos y alertó del origen de las balas que ocasionaron la muerte de las personas en cuestión como provenientes de las fuerzas represivas del poder en el gobierno.
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