Este miércoles, el Parlamento Europeo ha avalado que el gas natural y la energía nuclear sean consideradas “energías verdes”, calificándolas así como “energías que pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático y merecedoras de una etiqueta verde”. Cabe destacar que en febrero hubo un acto delegado sobre la taxonomía adoptado por la Comisión Europea sobre este tema, y se ha evitado a toda costa evitar la entrada en vigor de esta disposición. Para que eso ocurra, el Consejo puede rechazar la propuesta de la Comisión con el voto contrario de 20 de los 27 países del bloque.
Aunque las propuestas para adoptar esta medida sobre el gas natural y la energía nuclear ocurrieron antes de la invasión rusa a Ucrania, la Unión Europea enfrenta una amplia crisis energética debido a su dependencia de los hidrocarburos rusos, que han sido sancionados y prohibidos de importar. Por esa razón, para diversificar sus fuentes energéticas, la UE busca reemplazarlos por otras tecnologías bajas en emisiones y más sostenibles.
Países como Francia reclaman un reconocimiento expreso de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de CO₂, o como Alemania, que pedía la inclusión del gas como fuente necesaria para la transición hacia un sistema basado en las renovables. Sin embargo, la comunidad climática ha criticado ampliamente estas posturas afirmando que “el gas es un combustible fósil, no es verde” o que “representan finanzas sostenibles”.
La comisaria europea de servicios financieros, McGuinness, afirmó que “dada la urgencia de abandonar los combustibles fósiles rusos, tenemos que aumentar esas inversiones con un sentido de urgencia renovado”, postura que avalan muchos miembros populares europeos y liberales, pero que también van en contra los socialistas, verdes y la izquierda. En total, 278 eurodiputados votaron a favor de la objeción (es decir, en contra de la actual taxonomía), 328 en contra y 33 se han abstenido.
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