La crisis energética que padece Europa a partir de las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania, y el posterior uso de la administración del gas que los rusos poseen en su territorio como recurso político para disminuir su exportación a fin de castigar a sus adversarios, ha obligado a replantear varias estrategias a los líderes de la región.
En efecto, la búsqueda por reducir la dependencia del gas proveniente de Rusia es uno de los pilares de la agenda del canciller de Alemania, Olaf Scholz, quien busca impulsar proyectos que diversifiquen la circulación del recurso a fin de solventar la crisis energética propiciada pro esta situación.
Ante este complejo escenario en el continente, Scholz propuso la realización de un gasoducto el cual sería construido entre Portugal, España y Europa: el mismo permitiría sustentar en la materia al resto de Europa, y se trataría de una alternativa sólida para palear la necesidad hacia Rusia.
El dirigente alemán de hecho lamentó que la construcción de este circuito no esté aún establecida, y clamó haber intercambiado visiones al respecto con sus pares de España, Francia, Portugal y la Comisión Europea para comenzar a tantear el terreno para articular el proyecto en cuestión.
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