Japón está estudiando la posibilidad de construir reactores nucleares de nueva generación, según declaró el miércoles el primer ministro japonés, Fumio Kishida, en una reunión sobre política energética.

Once años después de la catástrofe de Fukushima, el plan marca un importante cambio en la política energética nuclear del gobierno, que actualmente se aleja de la construcción de nuevas centrales nucleares.

El primer ministro cree que el plan abordará los retos estructurales a los que se enfrenta Japón, como la escasez de electricidad y los retrasos en la descarbonización, sobre todo porque pretende alcanzar las emisiones netas de carbono cero en 2050, según informaron el miércoles los medios locales.

Japón se ha fijado como objetivo que la generación de energía nuclear represente entre el 20 y el 22 por ciento de su suministro de electricidad en el año fiscal 2030, y el gobierno ha estado considerando la posibilidad de volver a ampliar la energía nuclear después de que el clima extremo y la escasez mundial de combustible afectaran al suministro de energía del país.

Este año, la capital, Tokio, ha sufrido dos grandes crisis eléctricas, una de ellas a finales de junio durante la peor ola de calor en más de un siglo.

El plan también contempla la reactivación de más centrales nucleares y la ampliación del periodo máximo de servicio de los reactores nucleares existentes en el país más allá de los 60 años.

Tras la catástrofe del tsunami de 2011 en la central nuclear de Fukushima, que provocó la peor catástrofe nuclear desde Chernóbil en 1986, la vida operativa de los reactores nucleares de Japón se limitó a 40 años, bajo protocolos de seguridad más estrictos.

Sin embargo, para prolongar la vida útil de un reactor otros 20 años, el gobierno hizo posible que algunos de estos reactores parados volvieran a funcionar, siempre que aplicaran mejoras de seguridad y pasaran las pruebas de seguridad de los reguladores.

Diez de las 17 centrales nucleares que ya han superado las pruebas de detección han visto ampliada su vida operativa y han vuelto a ponerse en marcha.

Sin embargo, los analistas creen que el plan se enfrenta a una fuerte oposición, ya que muchos residentes siguen rechazando la energía nuclear tras el accidente de Fukushima.

El primer ministro también habló de ampliar la vida operativa de las centrales nucleares sin incluir los periodos en los que estuvieron cerradas mientras eran revisadas por la Autoridad de Regulación Nuclear, pero dicha ampliación podría suscitar preocupaciones sobre la seguridad de los reactores envejecidos, más propensos a los accidentes.

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Redacción
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