Corea del Sur y el ejército de Estados Unidos llevaron a cabo simulacros de misiles y un portaaviones estadounidense se reposicionó al este de Corea del Norte después de que Pyongyang volara un misil sobre Japón. Este representó una de las respuestas más contundentes de los aliados desde 2017 a un ensayo armamentístico norcoreano.
Corea del Norte, con armas nucleares, probó el martes un misil balístico de alcance intermedio (IRBM) enviándolo a volar sobre Japón por primera vez en cinco años y provocando una advertencia para que los residentes allí se pongan a cubierto.
El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca calificó la última prueba de Corea del Norte de “peligrosa e imprudente” y el ejército estadounidense y sus aliados han intensificado las muestras de fuerza.
Las tropas surcoreanas y estadounidenses dispararon una andanada de misiles en el mar en respuesta, dijo el miércoles el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, y los aliados realizaron antes un simulacro de bombardeo con aviones de combate en el Mar Amarillo.
El USS Ronald Reagan, un portaaviones estadounidense que hizo su primera parada en Corea del Sur el mes pasado por primera vez en años, también volverá al mar entre Corea y Japón con su grupo de ataque de otros buques de guerra. El ejército surcoreano lo calificó como un movimiento “muy inusual” destinado a mostrar la determinación de los aliados para responder a cualquier amenaza de Corea del Norte.
El presidente Yoon Suk-yeol, que ha hecho de estas demostraciones de fuerza militar una piedra angular de su estrategia para contrarrestar al Norte, había prometido que el sobrevuelo de Japón provocaría una respuesta decisiva de su país, sus aliados y la comunidad internacional.
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