La semana pasada se dio a conocer que los presidentes, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdoğan, mantuvieron conversaciones para dar comienzo a la propuesta rusa de convertir a Turquía en un centro de gas que pueda abastecer a Europa ya que consideran que los conductos Nord Stream 1 y 2 no son confiables.
La propuesta surge después de que se interrumpiera la entrega de gas a Alemania a través del gasoducto Nord Stream del Mar Báltico, y trajera inmediatas consecuencias a los ciudadanos europeos que comienzan a atravesar el invierno. El presidente ruso sostuvo que la idea de exportar mayor cantidad de gas por otra vía como es el gasoducto Turk Stream resultará beneficiosa para aquellos países europeos que lo deseen.
Por su lado Erdoğan, posterior al regreso de la cumbre regional que se llevó a cabo en Kazajistán, y en la cual se reunió con su par ruso, afirmó que las autoridades energéticas de ambos países trabajarán de forma conjunta en un estudio minucioso que determine cuál es la mejor ubicación para desarrollar un centro de distribución de gas. Agregó además que consideran que la región estratégica de Tracia (Turca), que limita con Grecia y Bulgaria, podría ser un lugar ideal para el proyecto.
¿Nace un nuevo proyecto?
El gran proyecto de Turquía de aspirar a convertirse en un centro energético, en una región considerada clave, pareciera estar tomando curso finalmente. Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo que la propuesta rusa debe ser muy bien estudiada ya que existen una serie de factores a analizar primero, como por ejemplo la cuestión de demanda europea en relación al gas, es decir, que países y cuánto están dispuestos a comprar en un proyecto así. Son cuestiones que deben resolverse en forma conjunta.
Cavusoglu sostuvo además, que la intención de Turquía es aliviar la crisis energética que atraviesa Europa, y que su debilitamiento va en contra de los intereses del país. En este sentido, el desafío más grande que tienen por delante será el de generar en los líderes europeos la confianza para considerar a Rusia como proveedor de energía ya que varios calificaron los recortes de gas natural del gasoducto Nord Stream 1 como un intento político de sabotaje por dar apoyo a Ucrania.
Como miembro de la OTAN que depende de Rusia para abastecer sus necesidades energéticas, desde el inicio de la guerra Turquía ha sabido llevar un rol de mediador internacional entre Occidente y Moscú que permitió, por ejemplo, la posibilidad de que Ucrania pueda reanudar las exportaciones de granos o el intercambio de prisioneros. Esto se convirtió en un activo importante para Erdoğan a la hora de negociar por los intereses de su país, entre los cuales se encuentra la posibilidad de convertirse en un gran proveedor de gas a Europa.
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