Un nuevo informe propiciado por la Agencia de Estadística de la Unión Europea (EUROSTAT), reveló que la inflación anual alcanzó un récord histórico del 10,7% en el mes de octubre. Refleja un aumento considerable a partir del 9,9% que alcanzó en septiembre, y a su vez, es la cifra más alta obtenida desde que comenzaron a elaborarse las estadísticas inflacionarias para la eurozona en 1997. 

En este sentido, la inflación alcanzó a los 19 que utilizan el euro como moneda oficial para todas las transacciones. Los motivos de la suba en la cifra se deben a múltiples causas, pero la principal tiene que ver con la invasión de Rusia a Ucrania, que no solo disparó los precios del gas natural y la electricidad en Europa sino que además redujo abruptamente el suministro del mismo elevando su costo. 

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Rusia es el principal proveedor de gas natural a toda la zona que constituye a la Unión Europea, posterior al comienzo de la guerra con Ucrania, Vladimir Putin procedió a reducir a los suministros de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 a una cantidad menor a lo que era antes de la guerra. Como consecuencia de esto, Europa ha tenido que recurrir a otras opciones como costosos envíos de gas licuado que llegan por barco desde Estados Unidos y Qatar para seguir generando electricidad y abastecer a los hogares durante el invierno. 

Como consecuencia de esto, el crecimiento económico se encuentra atravesando una suerte de desaceleración en Europa, ante lo que algunos economistas temen sea una recesión inminente. Y avecinan que la economía se contraerá aún más durante los últimos meses de este año y la primera parte del próximo año 2023. 

Fuente: Ámbito

Del mismo modo, la inflación ha tenido repercusión sobre los mercados financieros, llevando al Banco Central Europeo a aumentar las tasas de intereses a un ritmo nunca antes registrado en su historia, con aumentos consecutivos de hasta tres puntos como sucedió durante sus reuniones en los días 27 de octubre y 8 de septiembre. Esto elevó los costos de endeudamiento del mercado para las empresas y los gobiernos europeos.  

Este panorama perjudica de forma directa a los europeos, que ven minada su capacidad de gasto junto con su poder adquisitivo. El consumo ha disminuido en las tiendas ya que los ciudadanos europeos destinan gran parte de sus ingresos para pagar las facturas de combustible y servicios públicos, y menos para la compra de productos básicos como alimentos, que se encarecen de forma creciente.  

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Redacción
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