El flamante Primer Ministro Rishi Sunak se opuso a los planes de su antecesora, Liz Truss, a modificar el lugar de la embajada británica en Israel, ya que la exmandataria pretendía “mudar” la embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
Sunak ya había advertido de la dificultad de realizar dicho movimiento diplomático. En su intervención en el marco de la campaña en los Amigos Conservadores, el funcionario expuso que había un “caso muy fuerte” para trasladar la embajada y reconocer formalmente a Jerusalén como la capital de Israel, pero admitió que podría ser más fácil decirlo que hacerlo.
Un portavoz oficial al ser consultado expuso que: “Se ha estudiado. No hay planes de trasladar la embajada británica en Israel desde Tel Aviv”.
La modificación geográfica por parte de Londres de la embajada en territorio israelí significaría un reconocimiento tácito de Jerusalén como capital del Estado. Relegando el reclamo que mantiene la población palestina con respecto a la jurisdicción de dicho territorio como propio.
Con esta medida solo tres Estados de las Naciones Unidas mantendrían su representación política en Jerusalén. Estos son: Guatemala, Honduras y El Salvador. En el 2018, el expresidente Trump trasladó su embajada a dicha ciudad, lo que significó un fuerte rechazo en todo el espectro internacional.
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Sunak se ve un tipo serio y preparado, nada que ver con Boris Johnson y Truss que eran casi todo show mediático y una preparación justita para el cargo.