El Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico o mejor conocido por sus siglas CPTPP o TPP11, es un tratado de integración económica plurilateral en la región de Asia Pacífico. Este acuerdo comercial que integra a una totalidad de 11 países, tales son: Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Y cuyos objetivos se destacan los de promover la integración económica, establecer marcos legales predecibles para el comercio, facilitar el comercio regional, promover el crecimiento sostenible, entre otros.
Ahora bien, ¿por qué es importante en la actualidad este tratado? porque se presume que podría llegar a poner en jaque al Mercosur, luego de que Uruguay presentará formalmente la solicitud de ingreso al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), con el objetivo de entablar relaciones comerciales con los 11 países miembros de provenientes Asia y América, entre ellos Chile y Perú, que le traerá a su vez, una amplia gama de socios comerciales, particularmente en una región como es la asiática, y que le permitirán potenciar su economía.
El encargado de realizar dicha solicitud fue el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, quien entregó, este pasado miércoles 7 de diciembre, el documento al ministro de Comercio y Crecimiento de las Exportaciones y responsable de Industrias Primarias de Nueva Zelanda, Damien O’Connor, durante su gira por Oceanía. Durante el encuentro entre los funcionarios también lograron conversar, entre otros asuntos, sobre los pasos que se deben seguir para que la solicitud tenga el visto bueno por parte de los demás integrantes del acuerdo.
La solicitud fue formalizada tan unas solo horas después de que Argentina, Brasil y Paraguay – socios de Uruguay en el Mercosur – se manifestaran en una nota conjunta presentada ante el Grupo Mercado Común del Sur, señalando que los países se reservan “el derecho de adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.
Esta advertencia por parte de Argentina, Brasil y Paraguay, surge con base en una de las normativas principales del Mercosur que establece que cada país integrante tiene la obligación, a la hora de querer negociar acuerdos de libre comercio con otros países, de hacerlo en forma conjunta con el resto de los socios, vetando de esta manera todo tipo de negociaciones individuales. En este sentido, los coordinadores nacionales de los países miembros expusieron, ante el Grupo Mercado Común del Mercosur, un comunicado dirigido a Uruguay en el cual se deja establecida su posición respecto a las “acciones del gobierno uruguayo con miras a la negociación individual de acuerdos comerciales con dimensión arancelaria”.
Sin embargo, la interpretación del acuerdo que realiza el gobierno uruguayo de Lacalle Pou es diferente, y por el contrario, sostiene que avanzar en acuerdos por fuera del bloque es completamente legal. Esto es algo que viene siendo sostenido por el oficialismo desde que comenzaron las negociaciones para avanzar también hacia un posible tratado de libre comercio (TLC) con China, en línea también con el intento de Uruguay de abrir el camino a nuevos socios comerciales, particularmente provenientes de Asia.
Por su parte, Lacalle Pou manifestó que el gobierno siente que se encuentra en “todo su derecho de avanzar en el ingreso al CPTPP” y que, a pesar de las advertencias de sus socios, colaboran en ese sentido el “derecho internacional y los hechos recientes de decisiones que no son tomadas por consenso”. Entre los cuales menciono, para ejemplificar este punto, la primera bajada de aranceles acordada entre Brasil y Argentina.
Las evidentes divergencias que posee el Mercosur en su interior tienen lugar a tan solo seis días de la cumbre que tendrán los presidentes de los cuatro países en Montevideo, y en la que Uruguay le trasmitirá la presidencia protempore del bloque a Argentina. Las mismas podrían llegar a poner en jaque al Mercosur ya que rompería una de las reglas fundamentales que rige desde sus origen, lo que podría dar lugar a pensar en un escenario donde una posible crisis política y comercial entre sus miembros está latente, como así también la posibilidad de vía libre para que los países puedan seguir el ejemplo de Uruguay, pasando por encima de las normas acordadas mediante consenso.
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