En un hecho inédito que no se producía desde hacía un siglo, el puesto de Presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos -el tercer puesto institucional más poderoso del país- quedó vacío tras la primera ronda de votación.
La razón es que el candidato Kevin McCarthy no alcanzó la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara (218) el martes, forzando a inesperadas 14 fallidas rondas de votación. Finalmente, en la madrugada del sábado y en la votación número 15, McCarthy pudo alzarse con la victoria.
El día viernes se había anunciado un acuerdo tentativo, tras la duodécima ronda de votación, mediante el cual McCarthy cedió a numerosas exigencias del sector más conservador del partido, no solo programáticas sino también modificatorias de la institucionalidad vigente en la Cámara.
Entre otras, cualquier legislador por sí mismo podrá proponer un nuevo Presidente (Speaker) de la Cámara, se comprometió en adoptar una resolución para balancear el presupuesto nacional en una década, y en no incrementar el límite autorizado para tomar deuda a nivel federal.
Y el grupo de ultraconservadores que se oponían a McCarthy para lograr concesiones (Freedom Caucus) consiguió su más preciado objetivo, ya que ocupará desde ahora los lugares clave en la Comisión que impone las reglas del debate para toda legislación que llega al pleno de la Cámara.
La noticia crucial de cualquier forma abreva en el hecho de que finalmente McCarthy logró, haciendo uso de la mayoría simple, como hizo la demócrata Nancy Pelosi en 2019, conseguir el puesto de Speaker en la madrugada del sábado. Pero, ¿cuáles fueron los factores que complejizaron esta votación?
Un poco de contexto
La composición de la Cámara de Representantes del país norteamericano había quedado determinada a raíz de las elecciones celebradas el pasado noviembre. En las mismas, la oposición encolumnada en el Partido Republicano consiguió una ajustada mayoría con 222 escaños, 4 por encima del mínimo necesario para controlar la Cámara.
Los republicanos obtuvieron menos votos que lo esperado y no lograron conseguir una “ola roja” pese a la elevada inflación que azotó Estados Unidos en 2022 y la elevada desaprobación del gobierno de Joe Biden. Los candidatos “trumpistas” dentro del partido fueron en su mayoría derrotados en las urnas.
El conflicto entre las alas moderada y radicalizada del partido ha dado muestras de acrecentarse desde la salida del poder de Donald Trump, con numerosos intentos infructuosos de superar su liderazgo y división en votaciones clave como la acaecida recientemente en ocasión del Presupuesto 2023 tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
La importancia del Speaker
En Estados Unidos, el Speaker o Presidente de la Cámara de Representantes es el tercer cargo institucional más importante del país, ya que según la Ley de Sucesión Presidencial vigente, ocupa el segundo lugar en la línea sucesoria del Presidente de la Nación, solo por detrás del Vicepresidente.
Asimismo, ocupa el sitio de mayor relevancia para oponerse a medidas del gobierno, en caso de controlar la Cámara, el partido político de oposición (como ocurre actualmente). En años recientes, la oposición de John Boehner al Obamacare (Ley de Acceso Asequible a la Salud) o de Nancy Pelosi a la construcción del muro con México que pretendía Trump son casos resonantes.
De igual manera, el Speaker es por excelencia el representante de la Cámara en sus tratativas con el Poder Legislativo y Judicial, y con organizaciones de la sociedad civil; en casos de juicio político ocupa el papel clave en el rol acusador de la Cámara y controla las tan codiciadas leyes de presupuesto nacional.
Con respecto a esto último, antes de verse privados de la mayoría en la Cámara, los demócratas lograron sancionar el Presupuesto 2023, con varios republicanos absteniéndose de votar en contra del proyecto. Siendo una herramienta de control del Ejecutivo, se verá si los republicanos con su ajustada mayoría y la caótica elección de Speaker logran coordinar esfuerzos en el Presupuesto 2024 de cara al año electoral.
El caso particular
Medios estadounidenses han resaltado el doble inconveniente de McCarthy: se trata de un dirigente de elevada impopularidad entre los miembros más derechistas del Partido, y además comanda un partido que obtuvo una de las mayorías más estrechas en la historia de la Cámara.
Asimismo, McCarthy había ya intentado ser Speaker en 2015, pero no tuvo éxito en consolidarse como la primera opción entre sus pares y fue, en cambio, Paul Ryan el elegido.
Luego del fracaso del martes, Trump rompió el silencio y apoyó a McCarthy en la votación decisiva del miércoles, pese a las discrepancias entre ambos, lo cual se ponderó como una jugada estratégica para consolidar el dominio republicano sobre el cuerpo legislativo de cara al 2024.
La imposibilidad de McCarthy de alinear toda la bancada republicana tras su liderazgo es solo una muestra de la división existente en el Partido sobre diversos temas, desde el rol de Donald Trump en el asalto al Capitolio de enero de 2021 hasta la estrategia legislativa a seguir respecto al gobierno de Joe Biden.
En cualquier caso, el flamante Speaker en su discurso inaugural delineó las prioridades de su gestión: poner límites al gasto público y a la inmensa deuda del país, detener el avance de China a nivel global, asegurar las fronteras y promover la libertad ciudadana.
No obstante, el hecho de que McCarthy no haya conseguido obtener el cargo en su primer intento de investidura significa que será complejo para él sancionar las leyes que requieran mayoría absoluta, lo cual convertirá cada votación en la Cámara en una compleja negociación política, en el marco de la batalla ya lanzada para las presidenciales 2024.
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