Tras una reciente escalada de violencia que ha dejado un saldo de decenas de muertos y heridos en ambos lados, el conflicto entre Israel y Palestina ha vuelto a acaparar la atención internacional. Las tensiones crecen luego de una serie de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad israelíes y los palestinos en Jerusalén Este, lo que también promovió masivas manifestaciones y protestas en varias ciudades de la región. En este contexto, la comunidad internacional ha expresado su preocupación y condena ante los acontecimientos, ya que “indican una peligrosa escalada en la intensidad del conflicto”.
En este contexto, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, viajó a Medio Oriente para “dar un nuevo impulso” a la búsqueda de un acuerdo negociado entre Israel y Palestina. El funcionario instó a la paz en sus reuniones con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, aunque las expectativas continúan siendo sombrías. Cabe destacar que desde principios de año más de 30 palestinos han fallecido en Cisjordania, y a finales de enero un palestino asesinó a siete civiles israelíes frente a una sinagoga en Jerusalén Este. Desde que la ONU empezó a llevar un registro de muertes en 2005, este año ha sido el más mortífero en Cisjordania.
Tanto las autoridades locales como los organismos internacionales han llamado a la calma y han instado a todas las partes involucradas a buscar una solución pacífica y dialogada. Sin embargo, el diálogo parece estar lejos de ser una opción viable en este momento, y la situación en el terreno sigue siendo muy tensa. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, condenó la violencia y llamó a la comunidad internacional a intervenir, mientras que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, reiteró que su país tiene derecho a defenderse y que las fuerzas de seguridad “seguirán actuando para proteger a su población”.
El aumento de la violencia también fue alimentado por la presencia de líderes ultranacionalistas y la creciente presencia de armas de fuego, explosivos y otros medios en los altercados constantes. Para la comunidad internacional, el conflicto puede extenderse y generar una crisis humanitaria aún mayor. Pero en el mientras tanto, la población civil se encuentra atrapada en el fuego cruzado, y las consecuencias humanitarias son cada vez más graves, por lo tanto es el sistema internacional el que debe intervenir y ayudar para poder fin al conflicto.
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