En un reciente movimiento, el banco central de Brasil comunicó el aumento de las expectativas de inflación, algo que causó la preocupación del gobierno y redujo las expectativas sobre una pronta relajación monetaria inminente. Esto se debe a que el banco mantuvo las tasas de interés sin cambios en mano del comité fijador de las mismas conocido como Copom, que sostuvo su tasa de interés de referencia Selic en 13,75%.
Esta decisión desafió en cierta medida a las opciones del presidente Lula da Silva, quien esperaba poder reducir los costos de endeudamiento. Por estos motivos, el comité declaró “mantenerse alerta” y evaluando si esta estrategia de mantener la tasa Selic por un largo período podrá alcanzar para asegurar la convergencia de la inflación, según los responsables políticos en su declaración. Los mismos hablaron sobre “la incertidumbre de los escenarios”, motivo por el que “el Comité enfatiza que persistirá hasta que se consolide el proceso desinflacionario y se anclen las expectativas de inflación en torno a sus metas, las cuales han mostrado un deterioro adicional, especialmente en horizontes más largos”.
En este contexto, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, criticó la declaración y la calificó como “muy preocupante”, además de que la próxima decisión del banco central podría poner “en ‘riesgo” la posición fiscal del país. “El Copom incluso señala la posibilidad de un aumento en la tasa de interés, que ya es la más alta del mundo hoy”, señaló Haddad, destacando que los políticos “no dudarían en reanudar las alzas si la desinflación no ocurría como se esperaba” y añadió que la inflación de Brasil está más controlada que la de otros países en desarrollo y que las expectativas podrían reducirse.
Con respecto a los desafíos de la economía global, el banco central reconoció que existe un empeoramiento del entorno global en términos bancarios, caracterizándolo como una “turbulencia”. Sin embargo, puntualizó en que los datos sobre la actividad global y la inflación se mantuvieron “resistentes”. Asimismo, el banco señaló que “el proceso de endurecimiento de la política monetaria en las principales economías siguió avanzando”, después de la decisión que tomó la Reserva Federal de seguir elevando las tasas de interés de Estados Unidos.
En general, la inflación en Brasil se ha enfriado a 5,6% en los 12 meses hasta febrero, pero es elevada a comparación de la meta oficial del gobierno de 3,25% para este año. Mientras tanto, las expectativas de inflación del banco central subieron a 5,8% para 2023 y 3,6% para 2024, puntualizando que la meta para el año próximo es del 3%. Por lo pronto, Lula ha pedido que se reduzcan los costos de endeudamiento, luego de calificar a la tasa Selic actual como “irresponsable”, aunque ciertamente criticado al proponer nuevas reglas fiscales para controlar los niveles de deuda pública. Su jefe de Gabinete, Rui Costa, declaró que la decisión política “solo aumenta el desempleo y el sufrimiento del pueblo brasileño”.
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