El 4 de abril pasará a la historia como el día en el cual la cruz azul en el fondo blanco de la bandera de Finlandia se izó por primera vez al frente de la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas. Con este acto simbólico se dio el ingreso formal del país nórdico a la alianza militar, sumando así su miembro número 31 en un claro mensaje a Moscú con grandes implicancias políticas para Europa y, en particular, para el campo de batalla en Ucrania.
La reestructuración de la OTAN, en parte acelerada por la guerra ruso-ucraniana, plantea una serie de consideraciones a la hora de analizar el actual devenir y los posibles escenarios que se configuran en el Sistema Internacional en materia de la seguridad del mismo y en la restructuración de las dinámicas de conflicto que predominan en las principales capitales europeas. Este desafío conceptual de esbozar una serie de ideas frente a los recientes sucesos contó con los aportes de Juan Battaleme, reconocido especialista en la materia, por lo que se agradece el tiempo y la predisposición de siempre en intercambiar ideas con quien escribe las presentes líneas.
Volviendo al análisis, el ingreso de Finlandia a la OTAN le genera una presión adicional a Rusia, ya que duplica la existente frontera que mantiene la alianza con el país. La OTAN ahora suma una frontera directa con Rusia por 1.800 km., que expone a Moscú ante un nuevo reto.
1.800 kilómetros y mucho más
Además de la nueva frontera que adquiere la alianza con Rusia, es importante comprender el poder militar que tiene Finlandia y qué le puede aportar en términos de capacidades a la OTAN. Este país cuenta con un ejército moderno, de mayoría de equipamiento de origen occidental, y en los últimos años incrementó su gasto militar. Helsinki ya gasta más del 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) en defensa para cumplir con las exigencias que impone el bloque.
En números, Finlandia destina anualmente alrededor de 6.000 millones de dólares a su presupuesto militar, lo que le permite mantener unas fuerzas armadas permanentes de aproximadamente 23.000 efectivos. Discriminando por cada fuerza, se dividen 13.000 en Ejército, 3.500, en su Armada y 2.700 en la Fuerza Aérea.
Sin embargo, gracias a su sistema de reclutamiento universal masculino, el país tiene la capacidad de ampliar sus fuerzas armadas a unos 280.000 efectivos en tiempos de guerra, aprovechando a los 900.000 reservistas que realizan ejercicios de adiestramiento de manera regular.
En términos de capacidades, uno de los puntos fuertes de las fuerzas armadas finlandesas es el uso de una artillería móvil, ya que cuenta con una cantidad de artillería que supera la suma de las de Alemania y Francia. Se estima que este país posee alrededor de 239 tanques tipo MBT, de los cuales 179 están en condiciones de servicio. Entre ellos se encuentran unos 100 Leopard 2A4 y Leopard 2A6 de fabricación alemana, así como más de 100 vehículos de combate de infantería CV-90 de fabricación sueca.
En términos de potencia de fuego de artillería, cuenta con más de 100 piezas de artillería autopropulsadas, incluyendo 39 K9 Thunder de fabricación surcoreana. Además, cuenta con 29 sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes M270 sobre orugas, junto con su variante HIMARS sobre ruedas, que han demostrado ser efectivos en el conflicto en Ucrania, causando un gran impacto en las fuerzas rusas.
En el ámbito aéreo, Finlandia dispone de una flota de 55 cazas F/A-18 Hornets fabricados en Estados Unidos y armados con munición estadounidense avanzada, como los misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder y los misiles de crucero aire-tierra AGM-158 JASSM. Sin embargo, se espera que estos F/A-18 sean sustituidos a partir de 2026 por 64 cazas estadounidenses de quinta generación F-35, con la entrega completa prevista para 2030. Además, la región finlandesa de Laponia ahora ofrece a la OTAN la mayor zona de entrenamiento de combate aéreo de Europa.
En cuanto a la Armada, el país tiene 4.200 kilómetros de costa en el Mar Báltico, que con la adhesión de Helsinki y la propuesta de ingreso de Suecia, puede considerarse ahora un “lago de la OTAN”. El país tiene la duodécima mayor armada del mundo, que incluye ocho barcos lanzamisiles y 10 barreminas.
Además, la inclusión del país en el bloque imprime una nueva posición estratégica el mismo, dado que permite a la OTAN desplegar sus capacidades en territorio nacional muy cerca de puntos sensibles para Rusia. Es importante ver cómo los ejercicios combinados entre los Estados parte se desarrollan y cómo esta nueva política acelerará el apoyo en el envío de material militar a Ucrania.
El doble filo
Helsinki rompió con una tradición de 70 años de neutralidad, aunque es importante destacar que dicho posicionamiento no era imparcial. Battaleme explica que “tanto Suecia como Finlandia formaban parte de distintos esquemas de seguridad cooperativa dentro de la OTAN, es decir que mantenían una neutralidad pero en la práctica era neutralidad pro occidente”. En este punto, la adhesión de Finlandia y prontamente la de Suecia marca una tendencia que venía transcurriendo pero se materializó en los últimos años.
En este punto, si Rusia comenzó su “operación especial” el 24 de febrero de 2022 con la intención de contrarrestar el armado estratégico y la influencia del bloque occidental en sus zonas de influencia, terminó de demostrar que las aspiraciones que tiene Putin de delimitar y proteger sus fronteras se encontrarán al menos con la resistencia de una coalición que parece resignifcarse frente al contexto bélico que se expande por Europa. En propias palabras del Secretario General de la OTAN, Jen Stoltenberg, Rusia consiguió puntualmente lo contrario a lo planteado en 2022 cuando estalló el conflicto en Ucrania. Él mismo señaló anteriormente que Putin había citado la oposición a la ampliación de la OTAN hacia el este como una justificación para invadir Ucrania. “Está consiguiendo exactamente lo contrario… Finlandia hoy, y pronto también Suecia, se convertirán en miembros de pleno derecho de la alianza”, dijo el titular.
En contrapartida, el 4 de abril le da argumentos a Rusia de explorar y explotar sus capacidades militares, ya que el nuevo armado europeo “genera una amenaza para la integridad rusa”. En este punto, Battaleme explica que: “vamos a tener toda una discusión que no la podés zanjar desde el punto de vista operativo. Porque van a estar los prorrusos, que van a justificar que las últimas acciones demuestran que hace tiempo la OTAN viene avanzando contra Moscú y sus intereses, y el ingreso de Finlandia y Suecia es la muestra más concreta de esa política. […] los rusos van a poder decir que ellos están tratando de evitar una agresión que cada vez es más evidente. Por lo tanto, ahí tenés un incremento en la guerra de las percepciones, en la guerra de las narrativas.”.
Frente a este choque de discursos, posicionamientos y políticas adoptadas por los principales actores, es importante rever el rol de Ucrania en dicho proceso. Ucrania quedó inmersa en un conflicto directo, que si bien cuenta con el apoyo de la OTAN con el armamento suministrado, el coste material y de vidas que conlleva la guerra son muy grandes frente a las posibilidades que brinda el amparo de la OTAN.
Battaleme atina a decir que: “ingresa Finlandia, entra Suecia y Ucrania sigue esperando su oportunidad para ser parte de la OTAN. Esto en un contexto donde se encuentra en un conflicto que lleva a todas las de perder. Esto es una contradicción, porque entran dos que nunca habían estado en guerra, que tenían una política de cierto grado de reapprochement hacia Rusia, y Ucrania estando en guerra directa no entra. Por lo tanto, es mejor tener el compromiso defensivo con la OTAN antes que después, y eso también es un dato no menor”.
En este punto, y para redondear, es importante comprender y atender los próximos pasos de cada uno de los principales protagonistas del conflicto. Donde los hechos le sirven tanto a la OTAN como a Rusia para emplear discursos y políticas para mantener su seguridad frente a los avances del otro, el complejo entramado de la seguridad mundial y, en este caso particular, la europea, se mantienen en vilo.
Helsinki, con una tradición y una vocación de paz, revió su posicionamiento, influenciado por la guerra iniciada en 2022 y el actual panorama desalentador que amenaza la integridad propia. Todo esto demuestra que los Estados, citando a Battaleme, “se dan cuenta de que los tiempos de paz ya pasaron” por lo que los países se abocan en defender lo propio, mejorar y aumentar sus capacidades y aliarse con sus pares en contra de sus enemigos.
Los distintos escenarios que devienen del rearme y de la configuración de las alianzas en las principales capitales europeas no denotan más que un panorama sombrío para la resolución de las discrepancias y conflictos que atraviesa el viejo continente.
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