La semana pasada tuvo lugar la edición 2023 del ejercicio anual de ciberdefensa Locked Shields desarrollado por el Centro de Excelencia de Ciberdefensa Cooperativa de la OTAN (CCDCOE) en Estonia. La edición de este año contó con 3000 participantes provenientes de 38 países, un número mayor al registrado el año pasado cuando 2000 participantes representaron a 32 países.
En este sentido, según afirmaron desde el CCDCOE, el aumento en el número de participantes, se debe en parte, como un resultado de la guerra que se desarrolla desde hace un año entre Rusia y Ucrania, que también ha tenido un componente cibernético significativo y que ha subrayado la importancia actual – y futura – de la ciberdefensa y las capacidades de respuesta de los países en este ámbito.
En línea a esto, el Ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur afirmó: “El año pasado nos mostró cuán importante es la fortaleza en la defensa cibernética”. Y añadió: “La guerra cibernética puede no ser tan visible como la guerra cinética, pero está integrada en las actividades de guerra. Ucrania tiene sólidas competencias digitales, y eso ha significado que su estado puede seguir brindando servicios digitales esenciales incluso en tiempos de guerra. La competencia cibernética crece a través de inversiones, pero no solo monetarias: ejercicios como estos, donde los aliados con valores compartidos también intercambian conocimientos y entrenan juntos, son clave para una resiliencia continua”.
¿Qué es el Locked Shields?
Organizado por el CCDCOE durante más de una década, Locked Shields es el ejercicio cibernético que tiene como objetivo poner a prueba la capacidad de los participantes para defender los sistemas contra ataques en tiempo real, manejar informes de incidentes y resolver desafíos relacionados con la ciencia forense, los medios y los asuntos legales.
En dicho ejercicio, se enfrentan dos equipos: los equipos rojos atacantes que compiten contra los equipos azules defensores. Y durante su desarrollo, el equipo azul tiene la tarea de defender los sistemas de información y la infraestructura crítica de un país inventado, incluidos los sistemas bancarios y de energía, de ataques a gran escala.
Fue creado debido a la frecuencia con la que los países de la OTAN son objetivo directo de grupos de ciberespionaje. Debido a esto, los gobiernos son conscientes de que el riesgo de ataques disruptivos o destructivos en la infraestructura crítica por parte de piratas informáticos existe y está latente siempre, por lo que deben fortalecer sus capacidades y políticas en este ámbito para mejorar la respuesta defensiva.
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