En este importante día, los presidentes Joe Biden y Yoon Suk Yeol firmarán un acuerdo que incluye planes con el fin de que submarinos con armamento nuclear estadounidense atraquen en Corea del Sur. Por primera vez en más de 40 años, este acuerdo supondría una muestra de apoyo a Seúl en medio de la creciente preocupación por las amenazas nucleares de Corea del Norte.
Las visitas previstas y la presencia de submarinos nucleares estadounidenses estarían orientadas a disuadir a Corea del Norte de llevar a cabo un ataque contra su vecino, en un momento de gran ansiedad para ambos líderes. Esto se debe principalmente a los progresos del dictador norcoreano Kim Jong en el desarrollo del arsenal nuclear de su nación. Por lo tanto, la decisión forma parte de un despliegue político conocido en ocasiones como la “Declaración de Washington”, un posicionamiento internacional de Estados Unidos para sofocar la agresión del país comunista.
Asimismo, el acuerdo insta a los ejércitos de Estados Unidos y Corea del Sur a reforzar el adiestramiento conjunto y a integrar mejor los activos militares surcoreanos en el esfuerzo conjunto de disuasión estratégica. Según funcionarios de la administración Biden, como parte de la declaración, Corea del Sur reafirmará su compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear, una gran preocupación de que sea reiniciado ante la amenaza a la que se enfrenta.
A finales de la década de los 70’s, en plena Guerra Fría, los submarinos nucleares estadounidenses con misiles balísticos realizaban visitas frecuentes a Corea del Sur. Sin embargo, en 1991, el gigante americano retiró todas sus armas nucleares de la península coreana, y al año siguiente Seúl y Pyongyang firmaron una declaración conjunta en la que se comprometían a no fabricar, almacenar o utilizar armas nucleares.
La administración Biden advirtió que no hay planes para “devolver armas nucleares tácticas o de cualquier otro tipo a la península coreana”. En su lugar, los funcionarios de la administración dijeron que prevén que la visita de submarinos lanzamisiles balísticos vaya seguida de un despliegue más regular de medios militares estadounidenses, como bombarderos o portaaviones, a Corea del Sur.
La alianza entre ambos países “es fundamental para promover la paz, la estabilidad y la prosperidad en nuestros dos países, en el Indo-Pacífico y en todo el mundo”, según la Casa Blanca. Biden y Yoon debatirán una serie de cuestiones que afectan a la misma, como la forma en que la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips han afectado negativamente a los fabricantes surcoreanos y el deseo de Seúl de adquirir sus propias armas nucleares para no depender de la garantía de protección que ofrece Estados Unidos.
Además de la disuasión nuclear, se espera que Biden y Yoon, y sus ayudantes, hablen también de la actual guerra de Rusia en Ucrania. La administración Biden ha elogiado a Corea del Sur por el envío de unos 230 millones de dólares en ayuda humanitaria a Kiev, pero Biden vería con buenos ojos que Seúl asumiera un papel aún mayor en la ayuda a los ucranianos para repeler a Rusia.
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