Esta semana, el ministro de Economía, Sergio Massa anunció que Argentina llevará adelante una “rediscusión” del programa establecido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El mismo se da en el contexto de una nueva crisis cambiaria que llegó a sacudir los cimientos del acuerdo de deuda entre el Gobierno y el FMI, y puso sobre la mesa de debate la necesidad de fijar objetivos que no “asfixien” al país y sean acordes a la crítica situación económica que atraviesa a raíz de una sequía récord que recortó miles de millones del PIB..
En este sentido, según fuentes allegadas al Gobierno, las partes difieren respecto a en qué medida se rediseñará y revisará el programa de US$44.500 millones que fue acordado durante el mandato del expresidente Mauricio Macri. La posición argentina viene presionando por una relajación de los objetivos y el adelanto de desembolsos considerados vitales para apuntalar sus reservas internacionales y lograr abordar la situación de volatilidad del dólar.
Sin embargo, lo que sí se destaca es que tanto Argentina como el organismo financiero internacional están de acuerdo en un punto, y este es que las conversaciones son necesarias y se encuentran “progresando de manera constructiva”, tal como dijo el pasado martes un vocero del FMI. Bajo este objetivo primordial para el país, una delegación de funcionarios argentinos, encabezada por el viceministro de Economía Gabriel Rubinstein y el jefe de la oficina nacional de estadísticas del INDEC, Marco Lavagna, viajó a Washington DC el jueves para conversar con funcionarios del FMI.
Las reuniones en Washington se dan luego de que el ministro de Economía argentino mantuviera conversaciones personales con la directora gerente del organismo crediticio, Kristalina Georgieva, y su número dos, Gita Gopinath, al margen de las reuniones de primavera. En lo que es una carrera del Gobierno argentino por contener el disparo en el precio del dólar durante las últimas semanas, junto a una inflación de tres dígitos y el impacto negativo en las reservas del país luego de una sequía histórica – entre otros factores -.
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El gobierno de Fernández está meado por los gatos. Deuda externa infernal, COVID, guerra en Ucrania y … sequia histórica. No le han tocado buenas cartas.