En medio de las turbulencias financieras a las que se enfrenta el gobierno, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, intenta tranquilizar a los mercados y anclar los tipos de cambio paralelos en alza. Asimismo, parece que su plan es jugar a dos bandas en mayo. Por un lado, desde el Palacio de Hacienda piden al FMI adelantar parte de los fondos que el organismo internacional tiene previsto en el acuerdo en lo que resta del año, alrededor de unos US$10.600 millones. En segundo orden, confirmar un acuerdo de precios y salarios entre empresarios y sindicatos.
En relación con la renegociación con el organismo, desde el equipo económico esperan que la resolución no se dilate más allá de las próximas tres semanas.
El argumento puesto sobre la mesa se refiere al impacto de la sequía no sólo sobre las raquíticas reservas brutas del Banco Central, que están a punto de caer por debajo de los 36.000 millones de dólares. También se trata de la recaudación fiscal, debido a la caída de los ingresos por derechos a las exportaciones agrícolas y, por tanto, su impacto sobre las metas establecidas para el déficit fiscal de Argentina.
Sin embargo, es probable que el FMI pida al gobierno que acelere el ritmo de la devaluación y mejore el atraso cambiario. La ampliación del desfase pone en aprietos la estrategia electoral del Gobierno, ya que ello provocaría una depreciación del peso y, en consecuencia, de su poder adquisitivo.
La semana pasada, Massa se reunió con dirigentes de la Confederación Gremial del Trabajo (CGT) y de movimientos sociales en un primer acercamiento. Un sector de la CGT confirmó que hablaron de “buscar un camino junto a empresarios y otras organizaciones”. Sin embargo, advirtieron que “la discusión de la paritaria sigue siendo la principal herramienta para ayudar a defender el poder adquisitivo de los salarios”.
En cuanto a una reunión que podría sentar a la mesa también a los empresarios, aún no hay fecha confirmada. Fuentes del sector industrial dijeron que “la UIA (agrupación industrial) accederá a una convocatoria del Gobierno, como lo ha hecho siempre, con predisposición al diálogo y al consenso”.
En los próximos días se sabrá a quién del sector empresarial llamará el Gobierno para sentarse con los sindicatos. En el lanzamiento del plan Precios Justos estuvieron, entre otros, Alfredo Coto (Coto), Francisco de Narváez (Chango Más) y Daniel Funes de Rioja (Copal).
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El fondo “invita” al gobierno a pegarse un tiro en la cabeza. Sabe perfectamente que una devaluación perjudica enormemente la capacidad adquisitiva de los sectores del trabajo y a todo el que no gane en dólares. Sabe el fondo que que una medida como esta pierde el apoyo de las clases laburantes, perdiendo posiblemente las elecciones. El tema del empresariado, bueno, estos tipos no tienen otra cosa que en la cabeza que las utilidades, las guanacias por sobre toda cosa. Se reúnen con el gobierno y al rato están remarcando a lo loco. No es un sector con el que se pueda contar para algún tipo de concertación real entre el empresariado y el mundo del trabajo.