El shock económico en Bolivia empieza a repercutir de lleno en Argentina y afecta gravemente el normal suministro de gas licuado al norte. La constante caída de la producción boliviana ya no permite garantizar el abastecimiento de 13 millones de metros cúbicos para el invierno de 2023, alcanzado el año pasado. E incluso con el nuevo gasoducto de Vaca Muerta, Argentina no cubre todo el gas que importa en invierno de Bolivia.
Dada la caída de la producción boliviana, las menguantes exportaciones de Bolivia tienen prioridad para Brasil porque este último no aplica controles de cambio y puede pagar precios internacionales. En cambio, en Argentina, las importaciones se realizan a través del tipo de cambio oficial y la administración de la empresa estatal ENARSA. La secretaria de Energía, Flavia Royón, viajó a Brasil en busca de un acuerdo para reducir la cuota de compra de este último país sobre el gas boliviano y recuperar así la prioridad para Argentina, pero no hubo avances significativos en esta materia.
Incluso si el nuevo gasoducto de Vaca Muerta se concluye a tiempo, el cual está previsto para junio de este año, sólo podría proporcionar hasta 11 millones de metros cúbicos de gas por día. Dicha suma no es suficiente para abastecer las necesidades normales de energía para cualquier invierno. Sólo a partir de septiembre el gasoducto alcanzará una capacidad de transporte de hasta 20 millones de metros cúbicos diarios.
La economía boliviana se enfrenta a las consecuencias más nefastas del “socialismo del siglo XXI”. Al igual que Argentina, la economía boliviana pasó de explotar sus ventajas comparativas en la exportación de gas a convertirse en un importador neto de energía a partir de abril de 2022. Las importaciones sólo crecieron debido a la necesidad interna de abastecimiento que la producción local ya no podía sostener, y por la misma razón, las exportaciones disminuyeron.
La producción de gas bajo mando estatal se redujo a sólo 14,5 millones de metros cúbicos diarios en 2022, cuando en 2015 se había registrado un pico de 22 millones.
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