El martes pasado, el Pentágono publicó su versión actualizada de la estrategia de ciencia y tecnología para este 2023, la cual destaca la importancia de la investigación científica y la innovación tecnológica para la seguridad nacional, enfatizando en “la necesidad de desarrollar tecnologías que puedan ayudar a las fuerzas armadas a mantener su superioridad militar en un mundo cada vez más complejo y peligroso”. Sin embargo, destaca que los Estados Unidos “enfrenta ahora en la República Popular China a un competidor estratégico con acceso a investigación y desarrollo de vanguardia”, motivo por el cual “la necesidad de cambio es real y urgente”.
El documento de 12 páginas destaca: “Fuera del Departamento, mejoraremos la comunicación con la industria y la academia, no solo comunicándonos más, aumentando la transparencia sobre nuestros principales problemas operativos”, puntualizando en esta necesidad de mejorar el diálogo entre agencias y sopesar riesgos. Según la asesora de la subsecretaria de defensa para investigación y ingeniería, Nina Kollars, “la ciencia y la tecnología han sido durante mucho tiempo parte de la propuesta de valor de los Estados Unidos, no solo para las fuerzas armadas y su capacidad para influir en el mundo, sino también para ayudar a nuestros socios y aliados. Y las implicaciones si no tenemos éxito son bastante nefastas”.
La estrategia del Pentágono empatiza que entre las áreas prioritarias para la investigación y el desarrollo, se encuentran la inteligencia artificial, la ciberseguridad, las tecnologías cuánticas, la biotecnología y las energías renovables. Además, la estrategia se centra en “mejorar la resiliencia de las infraestructuras críticas, así como en fortalecer las capacidades de defensa contra amenazas emergentes, como las armas hipersónicas y los drones”. En resumen, el documento destaca las 14 áreas tecnológicas críticas que Heidi Shyu, subsecretaria de defensa para investigación e ingeniería, anunció el año pasado.
Entre otras cuestiones, la estrategia puntualiza en que seguir por esta línea operativa necesariamente fomentará una mayor colaboración internacional, ya que Estados Unidos está preparado “para aceptar más riesgos para compartir más información con aliados y socios”. En este sentido, la estrategia abarca desde las necesidades de personal y fuerza laboral hasta la actualización de la infraestructura para pruebas, laboratorios e infraestructura digital, además de añadir la cooperación internacional como foco.
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