El presidente Recep Tayyip Erdogan ha ganado las elecciones presidenciales de Turquía, derrotando al líder de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, en la segunda vuelta. Con esta victoria, prolongará su mandato a otros cinco años su gobierno de dos décadas.
Con el 99,43% de los votos escrutados, los resultados oficiales preliminares anunciados el domingo por el Consejo Supremo Electoral de Turquía (YSK) mostraban a Erdogan vencedor con el 52,14% de los votos. Mientras tanto, Kilicdaroglu obtuvo el 47,86%.
El 14 de mayo, tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones. En las mismas, Erdogan obtuvo el 49,5% de los votos y su principal oponente logró el 44,9%. Respaldado por una coalición de seis partidos, Kilicdaroglu se quedó con un sabor amargo, ya que fue la primera vez que la oposición estuvo tan cerca de desbancar a Erdogan desde 2002.
El presidente en funciones dio la vuelta a la tortilla con una campaña basada en una retórica nacionalista y religiosa, tirando de la alfombra sobre los problemas económicos del país. Asimismo, convirtió las elecciones en una cuestión existencial: ‘Un país, una bandera, una nación, un corazón’. Erdogan se presentaba a sí mismo como un ancla en tiempos tormentosos, como “padre y protector de la nación”.
Sin mencionar que parece ser que el presidente turco tenía un control total sobre los medios de comunicación. Esto llevó a sospechar a los partidos de la oposición, quienes calificaron las últimas elecciones presidenciales como “las más injustas que ha vivido el país”.
La alianza opositora de Kilicdaroglu había prometido reorganizar la gobernanza y restablecer los derechos humanos y la independencia de los tribunales y el banco central, tras haber sido marginados en la última década. La coalición de seis partidos también prometió revertir el programa económico de Erdogan con agresivas subidas de tipos y una vuelta a los principios del libre mercado, lo que animó a los inversores internacionales antes de las elecciones.
Sin embargo, tras la reelección de Recep Tayyip Erdogan, se espera que sienta la presión de los aliados de la OTAN para que retire sus objeciones, ya que la candidatura de Suecia al Tratado está pendiente de la aprobación de los Estados miembros.
Erdogan ha intentado mantener buenas relaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, y que la financiación y las inversiones sigan fluyendo desde los países del Golfo. Por este motivo, el reto para el presidente turco es restablecer una relación de confianza con el presidente estadounidense, Joe Biden.
Mientras tanto, en el norte de la isla, ocupada por los turcos, la comunidad turcochipriota estaba ansiosa por ver el resultado de las elecciones por su repercusión en su comunidad. En los últimos años crecía el descontento por la injerencia de Turquía en la vida cotidiana de los turcochipriotas. Todo parece indicar que Erdogan continuará desde donde lo dejó.
El presidente argentino, Alberto Fernández, también felicitó a su homólogo turco por su cuenta oficial de Twitter y deseó que “sigamos trabajando en beneficio de nuestros pueblos y consolidemos la cooperación en satélites, medicina nuclear y minería”.
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