Los conflictos y tensiones regionales se exacerbarán con la nueva maniobra realizada por la OTAN. Es casi imposible separar su actual incursión en la región Indo-Pacífica de la historia del colonialismo y el imperialismo europeos que dieron forma a la Asia moderna, y que desempeñan un papel importante en el nacionalismo chino actual.

En 2022, la OTAN declaró que China era un “desafío” a los “intereses, seguridad y valores” de la alianza. En momentos más recientes, la OTAN ha también argumentado que la posible ayuda del gigante asiático a Rusia en su guerra contra Ucrania convierte a China en una amenaza militar para Europa.

Japón argumenta que la guerra de Ucrania ha desestabilizado el mundo, y ha invitado a la OTAN al Indo-Pacífico para disuadir a China. Por ello, la OTAN está abriendo una oficina de enlace en Japón y está asociada con dicho país, al igual que con Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Este puede ser un primer paso hacia una mayor implicación europea en la arquitectura de seguridad de Asia.

Sin embargo, la OTAN despierta una gran desconfianza en el mundo no occidental. Algunos pintan a la alianza como una marioneta de Estados Unidos que ha actuado como una extensión del poder estadounidense. Luego de los bombardeos de la OTAN en Kosovo y Serbia que violaron la Carta de las Naciones Unidas, su intervención en Afganistán que ayudó a la invasión estadounidense de Irak, y muchos más, se ha formado una imagen respecto a la alianza.

Pese a que muy pocos países apoyan la invasión rusa de Ucrania, el mundo no occidental acepta en general la afirmación de Rusia de que invadió Ucrania para protegerse de la expansión de la OTAN. Para gran parte del mundo, la realidad del militarismo occidental hace que los argumentos de Rusia sean totalmente plausibles.

La creciente presencia de la OTAN en el Pacífico evoca una dolorosa historia que el mundo occidental nunca ha afrontado o reconocido plenamente. La alianza ignora cómo afectan sus recientes actuaciones a la forma en que se la percibe en el resto del mundo y cómo esas actuaciones dan crédito a los Estados que ven a la OTAN como una amenaza.

Su presencia en el Indo-Pacífico puede interpretarse fácilmente como un nuevo intento de reafirmar el dominio militar occidental en la región.

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Redacción
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