En un movimiento significativo, Arabia Saudita anunció este domingo el recorte de un millón de barriles diarios del mercado, lo que representa el 1% de la producción global y cerca del 10% de su producción doméstica. Esta reducción, la más grande en dos años, se produce en respuesta a la oposición de Emiratos Árabes Unidos a un recorte generalizado de producción, y según anunciaron, busca apoyar la estabilización del precio del petróleo, una materia prima esencial para la economía del Reino del Desierto, y de su presupuesto.
En este sentido, el objetivo de Arabia Saudita es situar el precio del crudo por encima de los 80 dólares por barril, un umbral considerado necesario según el Fondo Monetario Internacional (FMI) para estabilizar el presupuesto saudita y financiar sus inversiones. El ministro saudí de Energía, Abdelaziz bin Salmán, afirmó que el recorte de producción voluntario comenzará a partir del mes próximo de julio y se suma a los recortes previos anunciados en los últimos meses, alcanzando un total de 3.6 millones de barriles y con vencimiento a finales de año.
Mientras Arabia Saudita ha mostrado su disposición a “cerrar el grifo petrolero”, el resto de los países miembros de la OPEP+ – que representan aproximadamente el 40% de la producción diaria de crudo a nivel mundial – han optado por extender los recortes ya existentes hasta finales de 2024. Al respecto Rusia, el segundo mayor exportador de crudo del mundo, se ha comprometido a prolongar los límites de producción pactados anteriormente como medida de precaución.
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