Recientemente, el gobierno de Chile anunció sus planes de nacionalizar su industria del litio, una política tal vez negativa para el resto del mundo considerando que múltiples empresas extranjeras, como Albemarle de Estados Unidos o SQM de China tienen varios proyectos en curso. Lo cierto es que aquellas empresas que ya tienen contratos actualmente no se verán directamente afectadas porque podrán continuar con sus proyectos, sin embargo se verán obligadas a asociarse con el sector público cuando su contrato expire. 

En este sentido, surgen cuestionamientos sobre si una “unión del litio” a nivel regional funcionaría, considerando que son varios los países de la región que nacionalizaron sus reservas del “oro blanco” (aunque la mayor parte del mineral esté concentrada en el triángulo del litio, abarcando Bolivia, Chile y Argentina). Por ende, analistas internacionales han puesto el foco en esta cuestión y han comenzado a preguntarse si sería viable una “OPEP del litio” en América Latina, evaluando diversos puntos. Asimismo, consideran que debe ser diferenciada una posible unión como la OPEP en torno al litio que en torno al petróleo. 

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Uno de estos puntos es que la nacionalización podría ser llevada a cabo sin problemas ya que las mayores reservas del mineral existen en países democráticos, por lo que las ganancias no estarían concentradas en una élite gobernante y países como China (gran jugador de la industria) no podría entrometerse. Caso contrario ocurre ampliamente con el petróleo, una industria ya consolidada pero que depende de grandes reservas localizadas en países dictatoriales o autocráticos con dificultades para comerciar o para ceder en el establecimiento de los precios.

En segundo lugar, una OPEP del litio contribuiría mucho más al cuidado del medio ambiente y al cambio climático que una industria petrolífera, ya que el mineral usado en baterías es ampliamente conocido por ser una pieza clave en la creación de autos eléctricos. Asimismo, la nacionalización de la industria permitiría que la industria y sus contras ambientales estén controladas estatalmente y que las reglamentaciones se cumplan en todos los casos. Esto se debe a que no siempre las cuestiones ligadas al cuidado del medio ambiente durante los procesos extractivos estén bajo control y sean correctas. 

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Por último, los analistas puntualizan en que el gran beneficio del mineral es su uso en automóviles que contribuyen al medioambiente y que no consumen litio a diario, distinto a lo que ocurre con el petróleo ya que los vehículos precisan consumir gasoil nuevo todos los días. Asimismo, se busca profundizar la investigación en torno al mineral y su reciclaje, buscando ahondar en tecnologías óptimas que focalicen sus esfuerzos en contribuir a la causa medioambiental, ya que creen que la producción de litio nacionalizada puede estar mejor preparada para planificar las fluctuaciones en la demanda del metal y su posterior uso. 

Queda por verse si algunos de estos puntos son realmente fructíferos para la industria del litio y si pueden ser tenidos en cuenta para impulsar una “OPEP del litio” verdaderamente. Lo que sí es cierto es que en las décadas de existencia de la Organización petrolera hubo altos y bajos constantes, un gran ejemplo que una posible unión internacional del litio puede utilizar como modelo. 

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

1 COMENTARIO

  1. No se qué está esperando Argentina para nacionalizar su litio. Tal vez presiones externas impidan esto, dado que a ciertos países le conviene explotar el litio a sus anchas sin control o regulación estatal. Si, seguro la nacionalización del litio chileno no le conviene a las empresas extranjeras, pero sí le conviene a Chile. Ya lo dijo la generala, el litio de Latinoamérica es de EEUU. Lo de que los recursos naturales estén en manos de países dictatoriales, para EEUU no suele ser problema. Más dictatorial que Arabia Saudita, un lugar donde se decapita en público, pero como son socios de EEUU en Oriente Medio, está todo OK. A EEUU no le interesan las dictaduras, siempre y cuando le sean útiles.

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