Durante las últimas dos décadas, la política exterior de Brasil ha mostrado una creciente diversidad en sus relaciones internacionales. Asia, hogar de los dos países más poblados del mundo, India y China, ha ganado importancia en la diplomacia brasileña.

Este cambio trasciende los gobiernos y se refleja en los viajes al extranjero de los presidentes desde la re-democratización. Un estudio realizado por Folha muestra que la agenda brasileña, anteriormente centrada en América del Sur, Estados Unidos y Europa, ha dirigido su atención hacia el continente asiático. Los datos consideran las visitas de líderes brasileños desde 1956, fecha inicial de los viajes registrados en los archivos de la Presidencia.

Si bien Asia no supera los destinos principales de los líderes brasileños, como Argentina, con 54 visitas al país desde la segunda mitad de la década de 1950, y Estados Unidos, con 51 visitas, ha ganado importancia impulsada por el gigante asiático, China, y por Japón, con 11 visitas a cada país.

La diversificación de destinos tomó impulso durante los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso, quien fue el primer presidente brasileño en visitar oficialmente 11 países. Sin embargo, fue durante las administraciones de Lula, tanto en su primer como en su segundo mandato, que este movimiento cobró fuerza, con 37 nuevos destinos, incluyendo 14 en Asia, especialmente en Medio Oriente, como Israel, Turquía, Siria y Líbano.

Cabe destacar que Lula retomó un calendario de viajes frecuentes al extranjero al comienzo de su tercer mandato. Solo en los primeros cinco meses, el miembro del PT visitó nueve países, tanto para agendas bilaterales, como ocurrió en China, como para reuniones más amplias, como el G7 en Japón.

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Redacción
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