Mientras aumentan las tensiones entre Washington y Beijing, son cada vez más las empresas occidentales que están adoptando la estrategia de “silos” para proteger sus negocios en China y reducir los riesgos asociados. Esta estrategia consiste en separar y aislar partes específicas de sus operaciones en China, lo que les permitiría mantener dichas áreas protegidas en caso de que empeoren las relaciones entre ambos países y les proporciona cierta autonomía y flexibilidad para tomar decisiones estratégicas en un entorno político y comercial volátil.
En este sentido, el objetivo principal de esta estrategia es salvaguardar los negocios en China y minimizar posibles impactos de los conflictos geopolíticos. A medida que las tensiones comerciales y políticas se intensifican, las empresas occidentales que operan en China, buscan formas de proteger sus inversiones y evitar ser arrastradas en medio de las disputas entre las dos potencias mundiales convirtiendo a la estrategia de “silos” en una opción atractiva.
Si bien no todas las empresas están optando por esta estrategia, aquellas que tienen una presencia significativa en China están evaluando cuidadosamente los riesgos y buscando soluciones para mitigarlos. El uso de silos permite separar las operaciones en China de otras áreas de la empresa, lo que les brinda cierta protección y flexibilidad para tomar decisiones estratégicas en un entorno incierto.
Sin embargo, esta estrategia también conlleva una serie de desafíos que deben ser sorteados para garantizar el éxito a largo plazo, ya que implica la duplicación de algunas funciones y la necesidad de mantener una estructura organizativa más compleja. Además, las empresas deben estar preparadas para adaptarse rápidamente a los cambios en las relaciones bilaterales y ajustar sus estrategias según sea necesario.
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