Los mandatarios de Argentina y Brasil se embarcan en reestablecer el curso del acuerdo con la Unión Europea firmado en 2019.
Los cuatro países miembros del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) buscan una renegociación de los términos del acuerdo, con intenciones de modificarlo y mejorarlo en beneficio de la región.
El canciller argentino, Santiago Cafiero, se refirió a esta posibilidad destacando lo siguiente: “El acuerdo puede funcionar, también, como marco para catalizar inversiones en sectores estratégicos como energías, minería, alimentos, servicios basados en el conocimiento, y salud, entre otros. Sin embargo, para materializar estas potencialidades y que el acuerdo tenga buenos resultados para ambas partes, es necesario trabajar y actualizar los textos del 2019. Este acuerdo, tal como fue cerrado en 2019, refleja un esfuerzo desigual entre bloques asimétricos y no responde al escenario internacional actual”.
Los riesgos de mantener el acuerdo en su texto original del 2019 se traducen en la posibilidad de disminuir a gran escala las exportaciones de la región para con el resto del mundo, afectando principalmente los sistemas productivos de Argentina y Brasil. Es por esto que desde el gobierno argentino, principal impulsor del tratado en 2019, a través del expresidente Mauricio Macri y su canciller Jorge Faurie, se busque generar un nuevo compromiso que defienda los intereses de los miembros, sin importar las diferencias de color político intra-bloque.
La llegada de Lula Da Silva al poder en Brasil, en palabras de un funcionario de la Cancillería argentina: “unificó una voz más potente para defender los intereses reales de nuestro sistema productivo”. Hoy le tocará encabezar las voces del bloque al haber asumido la presidencia pro-tempore del mismo.
Mismo continente, diferentes intereses
Sin embargo, no todos los mandatarios están en sintonía con los términos del eventual nuevo entendimiento con la Unión Europea. Uruguay, principal opositor a las actuales políticas proteccionistas del bloque económico regional, amenaza con romper unilateralmente el Tratado de Asunción de 1991 y dejar el Mercado Común del Sur. El canciller uruguayo Francisco Bustillo declaró este lunes que “sin ninguna duda” Uruguay tendrá que plantearse en “algún momento” qué clase de “pertenencia al bloque” quiere tener en un futuro. Y agregó: “Ya sea para modificar el propio tratado fundacional, o eventualmente plantearnos la posibilidad de dejar el Mercosur en su condición de Estado fundacional y pasar a ser un Estado asociado”. Y sigue la idea del gobierno uruguayo de avanzar solo hacia un Tratado de Libre Comercio con China y pedir la adhesión al Acuerdo Transpacífico, sin el apoyo de los otros socios.
En la Cancillería argentina explican que una nueva negociación no sólo involucra las intenciones de los países sudamericanos, sino también de la amplia asimetría económica de los dos bloques en materia comercial y regulatoria. Cafiero, en su exposición, se refirió explícitamente a este punto de conflicto: “Europa nos pide cambios, pero no nos dice cómo los vamos a implementar”. Entre los varios ítems polémicos que plantea Europa, el denominado “principio de precaución” -que garantiza que ambas partes prioricen la protección de la salud y el medio ambiente en detrimento del comercio- es el que más rechazo genera.
Aún así, la actual cumbre del Mercosur establecerá un nuevo marco de negociación entre los cuatro principales socios y dejará la ventana abierta hacia un acercamiento de las partes, donde también cuenta con la presencia del actual presidente de Paraguay, Mario Abdo, el mandatario electo Santiago Peña y el jefe del Ejecutivo de Bolivia, Luis Arce. A ellos se sumarán funcionarios de los Estados asociados: Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam.
Con esta impronta de “rechazo sin romper el acuerdo”, avanzarán Alberto y Lula para intentar sintetizar una respuesta del Mercosur para llevar a Europa en dos semanas.
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