La modalidad que adoptan las guerras en la actualidad demuestra un gran cambio en la concepción que se tiene normalmente de lo que fueron los conflictos durante el siglo pasado, en los cuales se enfrentaban los ejércitos de dos o más países en un entramado de alianzas previamente definidas. Sin embargo, si algo caracteriza a los conflictos bélicos de esta época es la multiplicidad de agentes que intervienen, y el conflicto más importante en Europa en estos últimos años no es la excepción.
El aparato militar que Rusia articuló en su conflicto con Ucrania es realmente complejo. Las fuerzas rusas se componen de tres cuerpos armados principales: el ejército nacional ruso; el ya conocido y controversial Grupo Wagner y el Grupo checheno Akhmad. Si bien el ejército paramilitar privado Wagner, a mandos de Yevgeny Prigozhin, es el brazo armado que se ha llevado todos los focos de la prensa mundial durante la guerra en Ucrania, la tercera parte de esta tríada, el ejército checheno de Ramzán Kadirov ha sido para Putin igual o incluso más útil en su cruzada en territorio ucraniano.A partir de la tensa situación vivida en Rusia con la “rebelión” del Grupo Wagner, la toma de la ciudad de Rostov y la amenaza de marchar hacia Moscú con el objetivo de deponer de sus cargos a las altas esferas del ejército nacional ruso, el rol de la ofensiva chechena aliada al Kremlin se ha vuelto indispensable para Putin, quien declaró abiertamente ser traicionado por Prigozhin.
Rol del Grupo Akhmad en el conflicto
Más allá de haber llegado a un cierto acuerdo con el ejército mercenario del Grupo Wagner para calmar las revueltas y normalizar su comportamiento, desde Moscú no se descarta un nuevo levantamiento de los hombres de Prigozhin, por lo que Ramzán Kadirov sé ha convertido en un actor clave en la guerra de Ucrania, proporcionando tropas chechenas para luchar en el conflicto. Se cree que Kadirov ha enviado a miles de soldados chechenos a Ucrania para apoyar a las fuerzas separatistas prorrusas. Además, se ha informado que la Guardia Nacional de Kadirov (bautizado como grupo Akhmad en honor a su padre) ha estado involucrada directamente en la lucha contra las fuerzas ucranianas.
Aunque Kadirov, hasta principios de este año, había negado públicamente estar enviando tropas a Ucrania, desde el comienzo del conflicto ha elogiado a los chechenos que luchan en el conflicto y ha criticado a aquellos que cuestionan el desempeño del ejército ruso, actuando así de manera diametralmente opuesta al Grupo Wagner. Aunque no se sabe con certeza cuántos soldados chechenos están luchando en Ucrania, se supone que la cifra asciende a más de tres mil hombres. Kadirov ha apoyado públicamente la intervención rusa en Ucrania y ha criticado a aquellos que cuestionan el accionar ruso. Además, se ha informado que el Grupo Akhmad del líder checheno tiene como objetivo eliminar funcionarios del gobierno ucraniano, dando así muestras de su total lealtad a Vladímir Putin.
Ramzán Kadírov y la guerra de Chechenia: El ángel que debía favores
Para comprender quién es el hombre que a día de hoy se erige como el principal aliado y el “salvador” de Putin durante el pasaje más adverso del conflicto en Ucrania, es necesario retrotraernos en el tiempo hasta fines del siglo pasado, más precisamente a la Guerra de Chechenia, la cual fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1994 y 2009 en la República de Chechenia, una región del Cáucaso Norte de Rusia. El conflicto se originó en la lucha por la independencia de la región, que había sido anexada por Rusia en el siglo XIX. La guerra se caracterizó por la violencia y la brutalidad, con ambos bandos cometiendo atrocidades contra la población civil.
El papel de Putin en la Guerra de Chechenia fue significativo dado que, ante la necesidad de pacificar la zona y restablecer el control perdido por Moscú durante la primera invasión a Chechenia, llevada adelante por la administración del expresidente Boris Yeltsin, fue el actual presidente quien ordenó la segunda invasión en 1999. Desde Moscú se argumentó que la intervención era necesaria para combatir el terrorismo y restaurar la ley y el orden en la región, siendo considerada por muchos la primera gran victoria del gobierno de Putin.
Con el objetivo de apaciguar el enfrentamiento entre distintas facciones chechenas que buscaban ejercer el poder sobre la región, para luego someterla a la soberanía rusa, el gobierno de Putin decidió apoyar económica y militarmente a las fuerzas de Akhmad Kadirov, uno de los tantos “señores de la guerra” que quería controlar la república caucásica. Durante el transcurso de la Guerra de Chechenia, y gracias a los incentivos políticos y económicos provenientes del Kremlin, Akhmad Kadirov logró imponer condiciones, cambió de bando y se unió al gobierno ruso, lo que le permitió convertirse en el líder oficial de Chechenia después de la guerra, sin embargo, esa traición le costó la vida. Si bien llegó a ser declarado presidente de Chechenia en 2003 por orden del gobierno central ruso, su ejercicio de funciones duró menos de lo esperado y, tras poco más de un año de asumir el cargo, fue asesinado en un atentado perpetrado por fuerzas disidentes chechenas.
Es en este momento que ingresa a la arena política del Cáucaso a quien hemos optado por nombrar como “el ángel de Putin”. Tras el asesinato de Akhmad, su hijo Ramzán Kadirov asumió un papel importante en la región, ya que Putin fue quien lo ungió como sucesor en el gobierno de Chechenia (siempre que respondiese directamente a Moscú). Desde entonces, y hoy más que nunca, Ramzán Kadirov ha sido descrito como un aliado cercano del presidente ruso y ha trabajado mucho para mantener la estabilidad en Chechenia después de la guerra, que si bien finalizó oficialmente en 2009, la violencia y la inestabilidad han continuado en la región desde entonces.
El perfil político de Kadirov y su papel en el futuro de la Guerra de Ucrania
Desde su asunción como presidente de la República de Chechenia, a la cuál Rusia decidió otorgarle cierta autonomía en la medida en que siga respondiendo al gobierno central, Kadirov se ha mostrado como un político pragmático, se han reportado varias medidas que su gobierno ha tomado para mantener la estabilidad en Chechenia después de la guerra. Algunas de estas medidas incluyen:
La creación de una fuerza de seguridad leal a él y al gobierno ruso para mantener el control en la región; la reconstrucción de la infraestructura, trabajando en la recuperación de lo destruido durante la guerra, incluyendo la construcción de nuevas carreteras, puentes y edificios gubernamentales; la promoción de la inversión extranjera para ayudar a impulsar la economía de la región y la restricción de la actividad de grupos extremistas, incluyendo la implementación de medidas de seguridad más estrictas y la detención de sospechosos de terrorismo. A pesar de estas medidas, que a priori podrían parecer positivas en la búsqueda de la pacificación regional, el gran lastre de Kadirov siempre ha sido sus críticas por violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y por mantener un régimen personalista en la región.
Tras conocer el perfil político de quien hoy en día es el principal escudero de Putin, solo nos queda preguntarnos por su papel en el conflicto con Ucrania. Si resumimos la carrera política de Kadirov en características puntuales, diríamos que es, en primer lugar autoritario, siendo acusado de gobernar la República de Chechenia con mano dura, utilizando tácticas como la tortura, los asesinatos extrajudiciales y las desapariciones para mantener el control del Estado, también se le ha acusado de reprimir la oposición política y limitar la libertad de expresión.
Por otro lado, su modus operandi político no puede ser separado de su lealtad a Putin, muestra de esto son los casos donde se le ha acusado de utilizar su posición para promover los intereses de Rusia, a la vez que ha sido denunciado de utilizar sus fuerzas de seguridad para reprimir la oposición al régimen de Putin. A todo esto debemos sumar sus declaraciones y acciones controvertidas. La personalidad de Kadirov es otro punto muy importante de su análisis, él mismo ha hecho una serie de declaraciones controvertidas y ha tomado acciones que han recibido críticas tanto de observadores nacionales como internacionales. Por ejemplo, en mayo de 2023, acusó a Ucrania de secuestrar a su caballo favorito, o cuando en julio de 2022 publicó un video entrenando a sus hijos de 14, 15 y 16 años para enviarlos al combate.
De este modo, la combinación entre un liderazgo autoritario, una personalidad extravagante y una fidelidad que parece ser de hierro, se traducen en el uso (quizás indebido) de su ejército checheno a favor de una guerra que a efectos teóricos no es propia. Si bien la participación del ejército de Kadirov es un alivio para las fuerzas rusas, también produce el efecto contrario e invita a ser parte del bando ucraniano tanto a chechenos disidentes, como tártaros y toda otra etnia con cierto resquemor hacia el gigante euroasiático. Es así como se plantea la incógnita de ¿Qué deparará el futuro político para este personaje tan controversial? Es imposible no preguntarse ¿Qué hará Putin con él una vez acabado el conflicto? Por el momento solo le queda estar agradecido, ya que, en un momento del conflicto en el que reina la incertidumbre, haber encontrado un poco de fidelidad puede convertirse en una victoria moral.
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