Cada vez es más notorio el uso y las pruebas de los vehículos terrestres no tripulados (UGV, por sus siglas en inglés) en las fuerzas armadas de diferentes países alrededor del mundo, habiendo demostrado ser una herramienta valiosa en diversas operaciones militares que puede ofrecer una serie de ventajas estratégicas y tácticas. Los UGV son vehículos robóticos diseñados para operar en entornos terrestres sin la necesidad de tripulación a bordo ya que son controlados de forma remota y pueden ser utilizados para una vasta cantidad de tareas, como reconocimiento, vigilancia, transporte de carga, desactivación de explosivos y combate directo.
Tal es el caso de Estonia, una de las muchas naciones que busca otorgarles a este tipo de vehículos un lugar más presente en sus fuerzas armadas, como un complemento que no reemplace totalmente (o por lo menos ahora) las capacidades existentes. En palabras del coordinador del proyecto en la Academia Militar de Estonia y organizador del evento, Markus Otsus, se trata de “un campo que definitivamente está despegando” y en donde “muchos países han adquirido UGV como unidades de prueba”. Y aunque el desarrollo de estos UGV es ciertamente lento y llevará su tiempo perfeccionarlos, es un hecho el aumento significativo de su uso.
Una de las principales ventajas de los UGV es su capacidad para realizar misiones peligrosas y de alto riesgo sin exponer directamente a los soldados a situaciones de combate, además de que pueden operar en entornos hostiles o inaccesibles para el personal militar. Asimismo, pueden ser eficaces para las operaciones militares ya que pueden operar durante largos períodos de tiempo y adaptarse a una amplia gama de situaciones.
Los ejercicios recientes en Estonia, por ejemplo, tuvieron como protagonistas a algunas de las mayores empresas armamentísticas, como Rheinmetall, o la estonia de vehículos robóticos, Milrem. Ambas introdujeron sus respectivas plataformas Mission Master y TheMIS que se han vendido a más de una docena de países. También se encontraba la empresa alemana ARX Landsystems, con su vehículo Gereon RCS. Para los representantes de estas empresas, este ejercicio se desarrollaba en un escenario particular con vegetación que podía causar problemas a sus vehículos, pero fue efectivo para seguir probando soluciones e ir introduciendo a estos vehículos a su uso real en las fuerzas armadas.
Cabe destacar que los UGV van experimentando mejoras a medida que avanza la tecnología, tanto en términos de autonomía y carga como en capacidad de respuesta. Pero también su uso en las fuerzas armadas plantea desafíos del estilo ético o de seguridad cibernética, como riesgos de hackeo. Sin embargo, es importante destacar que el “combate robótico” está lejos de ser una realidad hoy en día, como también de alcanzar una plena autonomía. Lo cierto es que son múltiples los ejércitos alrededor del mundo que están mejorando sus prácticas de combate con UGV, como Francia o Reino Unido. Claramente, esto no significa que los países comienzan a renunciar a sus capacidades tradicionales, sino que estas soluciones se tornan un ejemplo de cómo modernizar los roles ya definidos por los ejércitos.
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Es bueno saber que nuestro país también está incursionando en esta tecnología, esperemos que pase de solo conceptos tecnológicos.