El pasado 4 de abril Finlandia se convirtió en el socio núm. 31 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fundada tras la Segunda Guerra Mundial en 1949, bajo el principio de solidaridad mutua ante ataques externos. Junto a Suecia habían expresado su candidatura para formar parte de la Alianza en mayo del 2022 tras el despliegue de la guerra ruso-ucraniana que, desde 2014, irrumpió la paz europea (y mundial). A primera vista, no suponía ser un suceso imposible, ya que ambos países forman parte del programa de Asociación para la Paz de la OTAN y han mantenido estrechos vínculos con ella, pero ¿por qué para Suecia ha sido más difícil lograr su ingreso?
La adhesión del país nórdico implicaría, sin lugar a dudas, grandes ventajas geopolíticas en la región del Báltico y el Ártico, garantizando a la OTAN disponer de su gran flota de submarinos y, asimismo, demostrando que la Alianza, contrario a lo deseado por Vladímir Putin, estaría más sólida que nunca. Es destacada, además, la histórica neutralidad sueca en el escenario mundial desde hace décadas, pero todo aparenta, desde la adhesión de Finlandia, que tal papel comienza a revertirse. Tan es así que el anterior gobierno socialdemócrata de Suecia publicó en mayo del 2022 un documento donde aseguraba que el ingreso de su país al bloque tendría un “efecto disuasorio” contra conflictos bélicos en Europa. La cuestión de la adhesión como tal tiene una importancia clave, pues si bien es candidato oficial, lo que le garantiza acceso a las reuniones e información de la Alianza, no goza la protección que la OTAN asegura ante posibles disputas armadas.
¿Cuál es el papel de Turquía?
Turquía era uno de los dos países miembros de la OTAN que se oponían al ingreso del país nórdico, cuestionaba su postura frente al terrorismo y, además, le exigía la extradición de diversos acusados por terrorismo que recién asilo en Suecia.
La problemática del terrorismo constituye un factor fundamental para entender el porqué de la antigua posición de Turquía contra Suecia. Encuentra sus orígenes en el conflicto entre el Estado turco y los grupos separatistas, como el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), cuyo fin es dar origen a un Estado Independiente que abrace al pueblo kurdo y a su larga historia. Los posicionamientos frente al PKK son controversiales, existen quienes los apoyan como un grupo étnico perseguido y reprimido por el gobierno turco y también quienes, como Turquía, Estados Unidos o la Unión Europea, los clasifican como un grupo terrorista que atenta contra el orden del país y refleja el gran problema europeo contra el terrorismo.
Suecia, en pos de ingresar a la OTAN, gestionó diversas modificaciones en sus reglamentos antiterroristas. Un reflejo de tal política puede enmarcarse en el “mecanismo conjunto permanente” firmado junto a Finlandia y Turquía en España en junio de 2022 para hacer más eficiente la lucha contra el terrorismo donde, además, se comprometía a cumplir las exigencias turcas de extradición.
Pese a los intentos de Suecia por cumplir los requerimientos pautados para conseguir el voto positivo de todos los países miembros de la OTAN para su ingreso, estos resultaban insuficientes para Turquía, que ha acusado al país nórdico de incumplir las negociaciones pactadas previamente demostrando que iba a continuar sin aprobar su adhesión. Ocurrieron, asimismo, diversos hechos y sucesos que apuntaban con agravar la postura de Turquía poniendo en peligro la expansión de la Alianza. Entre ellos se destaca el sucedido en febrero del corriente año donde un militante de la extrema derecha quemó un Corán en Estocolmo permitido por la policía sueca como un acto de “libertad de expresión”.
Turquía permanecía con su postura firme e inamovible respecto a los hechos ocurridos, como expresó Fidan, ministro turco de Asuntos Exteriores, en una rueda de prensa el pasado 4 de julio “Esperamos que Suecia cumpla con sus obligaciones igual que Finlandia”, no tanto demostrando que su país rechazaba de forma absoluta el ingreso de Suecia, sino más bien remarcando las exigencias solicitadas y manifestando la preocupación de si la adhesión sueca sería realmente un beneficio para la OTAN y todos los países miembros o, por el contrario, un peligro para la seguridad.
Estados Unidos, ¿el verdadero objetivo turco?
Hay quienes defienden que para comprender la postura de Turquía frente al ingreso de Suecia se deben analizar las negociaciones de Turquía con Estados Unidos, que también forma parte de la OTAN. Ambos países han estado tratando, sin tanto éxito, la posibilidad de un acuerdo de compra de aviones militares F-16 que permitiría a Turquía actualizar su fuerza aérea.
El congreso norteamericano ha exigido para la aprobación del acuerdo que Turquía avale el ingreso de Suecia a la OTAN. Asimismo, espera que el país turco continúe con sus lineamientos en favor de Occidente, pues sospecha de los encuentros entre Erdogan y Putín que han cuestionado la posición turca en la guerra de Rusia contra Ucrania.
Es indudable que existen otros intereses en juego frente al ingreso (o no) de Suecia a la Alianza, donde Estados Unidos podría tener un papel fundamental para la decisión final de Turquía.
La cumbre anual de la OTAN
Pese a las exigencias de Turquía y su postura firme sobre vetar la adhesión de Suecia a la OTAN, Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza, ha dado a conocer este lunes, 10 de julio, en las horas previas a la cumbre anual de la OTAN, que el país turco se dispone a revocar su veto contra Suecia.
La reunión anual de la Alianza se llevará a cabo en Vilna, capital de Lituania, que se lleva cabo el 11 y 12 de julio del corriente año, donde Finlandia asistirá ya como país miembro con pleno derecho y Suecia lo hará en calidad de país invitado.
La noticia se ha hecho pública tras el encuentro del secretario con el presidente Erdogan y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, y pese a continuar sin la postura final de Hungría ni conocer los plazos de ratificación de Turquía, Stoltenberg ha remarcado que lo sucedido “nos hace más fuertes y más seguros” en conferencia de prensa.
Los puntos cruciales discutidos en la reunión se centraron en lo pactado un año atrás en Madrid, entre ellas, la lucha antiterrorista por medio de la creación del puesto de Coordinador Especial para la Lucha Antiterrorista de la OTAN, que Suecia continúe con las modificaciones en sus leyes contra el terrorismo y, aunque no se haya tratado en Madrid, la posibilidad de retomar las discusiones sobre el ingreso de Turquía a la Unión Europea (UE) iniciadas en 2005. Dana Spinant, vocera de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, ha declarado en conferencia de prensa, tras conocer las resoluciones de Turquía, que la adhesión sueca a la OTAN y el posible ingreso de Turquía a la Unión Europea son “dos procesos separados” que no deben cruzarse.
En la misma línea, Hungría, que era el otro país que se oponía al ingreso de Suecia, ha declarado que apoya la adhesión del país nórdico y que lo que resta son meras “cuestiones técnicas” tal como anunció su ministro de asuntos exteriores, Péter Szijjártó.
No cabe duda que lo sucedido el día de hoy significa un hecho histórico y envía un mensaje a Rusia sobre la fortaleza y la continúa expansión de la Alianza contra todo pronóstico. Todo aparenta que Suecia se convertirá en el 32° miembro de la OTAN y, de igual modo, que Turquía tiene otro objetivo en mente: formar parte de la Unión Europea.