Esta semana, la OTAN llevó a cabo una nueva cumbre entre sus miembros. Durante el encuentro celebrado en Vilna, capital de Lituania, se realizaron anuncios que generaron tensiones con Rusia, ya que afectan directamente sus intereses. Merece la pena recorrer algunas de las declaraciones provenientes del Kremlin en los últimos días e intentar comprender su trasfondo.
Las rigideces venían en aumento desde el 4 de abril, día en que Finlandia terminó de oficializar su incorporación a la alianza. Este lunes, también se confirmó la incorporación de Suecia, la cual durante el último año venía siendo vetada por Turquía, quien finalmente desistió de su postura.
Asimismo, se volvió a establecer que Rusia representa la amenaza más significativa para la seguridad de los países miembros de la alianza, una declaración que siguió aportando a este paquete de movimientos contra ella.
La adhesión del miembro número 32 de la OTAN representa un nuevo golpe a los intereses del gobierno ruso, el cual no se ha mantenido indiferente y su reacción ha atraído la atención de la prensa internacional.
Una respuesta fuerte
El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso considera que la cumbre llevada a cabo en Vilna “demuestra que la organización finalmente ha regresado a los esquemas de la Guerra Fría (…) sobre la base de la ideología de dividir el mundo en “democracia y autocracia”. El esquema que atraviesa esta idea es la oposición de occidente a la conformación de un mundo multipolar, intentando mantener su hegemonía.
A su vez, en un comunicado, el gobierno ruso estableció que: “Los resultados de la cumbre de Vilna se analizarán cuidadosamente. Teniendo en cuenta los desafíos y amenazas identificados para la seguridad y los intereses de Rusia, responderemos de manera oportuna y adecuada utilizando todos los medios y métodos a nuestra disposición”. En línea con esto, se reiteró la intención de Rusia de seguir aumentando el equipamiento de sus Fuerzas Armadas y sus capacidades de defensa.
El comunicado continúa estableciendo que “Inflando la amenaza imaginaria del este, Estados Unidos y sus satélites pretenden emplear a la OTAN como principal instrumento de hegemonía en los asuntos mundiales, contención de otros centros del emergente orden mundial multipolar. El objetivo de esta política de “búsqueda de enemigos” está dirigido a Rusia”
Para finalizar, el ministerio acusó a la OTAN de realizar “crímenes de guerra” y de fomentar “focos de inestabilidad” entre los Estados.
¿Reacción justificada?
La política de incorporación de miembros de la OTAN ya tiene un rumbo marcado, en la medida que continúe por este camino, es de esperarse que las respuestas por parte del gobierno de Vladímir Putin también continúen intensificando, tanto en lo discursivo como en la práctica.
El límite está claramente establecido en la incorporación de Ucrania, es por ello que a su presidente, Volodímir Zelenski, se le ofreció un compromiso de largo plazo en cuanto a seguridad, pero no un cronograma para un eventual ingreso a la alianza.
Esto ya de por sí genera conflictos con Rusia. Su subsecretario del Consejo de Seguridad, Dmitry Medvedev, advirtió el martes que la asistencia a Ucrania de los miembros de la OTAN acercó la amenaza de un tercer conflicto global.
La intensidad de la respuesta rusa puede generar preocupación para la comunidad internacional, sobre todo para Ucrania, quien todavía no es miembro de la alianza y no cuenta con todo el apoyo militar que esta dispone. Sin embargo, es necesario remarcar que la incorporación de los nuevos miembros mencionados es una acción concreta que va directamente en contra del plan estratégico-militar ruso. Es por ello que es comprensible que su respuesta siga la misma lógica de demostración de fuerza.
Desde el punto de vista táctico, la extensión del enfrentamiento más allá de las pretensiones del Kremlin ya representa un problema en sí mismo. Es el apoyo en materia de armamento de EE.UU. y otros miembros de la OTAN lo que ha permitido que Ucrania pueda hacer frente a la ofensiva. Distintos equipamientos continúan siendo proporcionados al gobierno ucraniano, tal es el caso de las bombas de racimo entregados por el gobierno norteamericano.
La medida en que esto pueda desembocar en un enfrentamiento Rusia – OTAN estará determinado por la frecuencia y el nivel de apoyo que los miembros de la alianza presten al gobierno de Zelenski. Otro aspecto a tener en cuenta es que otros miembros puedan acceder a una membresía de la alianza, aunque cualquier nueva incorporación elevaría el enfrentamiento a un nivel hasta ahora no registrado.
De cara al futuro, las intenciones de la alianza occidental tienen un rumbo marcado y está claro que Rusia no permanecerá indiferente ante avances que atenten contra sus intereses estratégicos.
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