La cumbre de la OTAN en Vilnius, dejó en evidencia las tensiones existentes entre los miembros de la alianza militar y Ucrania. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski mostró su indignación cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte se negó a establecer un plazo para que Kiev se uniera a la alianza, calificando la situación de “absurda”.
En este sentido, la crítica pública no tardó en recibir una respuesta por parte de los dos países que más han brindado apoyo. En el caso de Gran Bretaña, el secretario de Defensa, Ben Wallace, señaló que “la gente quiere ver un poco de gratitud” y destacó que “los políticos ucranianos tienen la costumbre de pedir un tipo de arma, recibirla y luego comenzar a pedir otro tipo”. En la misma línea, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, respaldó el mensaje de Wallace y afirmó que “el pueblo estadounidense merece un grado de gratitud“.
Especialistas afirman que las tensiones y/o grietas dentro de la alianza era algo que se preveía desde hace tiempo y es exactamente lo que Rusia esperaba en una guerra prolongada. Sin embargo, estas grietas no resultaron en lo que Moscú predijo, ya que lejos de ser una señal de fractura entre los aliados de la OTAN, son el resultado de la expansión de la alianza y de asumir una nueva forma de confrontración.
El efecto unificador de la guerra
El factor inesperado fue la respuesta política y el efecto unificador que ha tenido la guerra, especialmente en la OTAN. Esta cumbre significó un momento bisagra, a partir del cual se comenzó a hacer real el cambio. Por primera vez en años, los miembros acordaron un nuevo plan integral para su seguridad futura, y aunque los detalles no fueron revelados, se indica que los planes abarcan despliegues, nuevo equipamiento e inversiones.
Esto muestra también que la OTAN finalmente está indicando a sus miembros cuánto gastar y en qué gastar, algo que países con mayores fuerzas militares, como Francia y Turquía, han cuestionado durante mucho tiempo. La posibilidad de una reorganización por parte de la OTAN parece ser real e irreversible a medio plazo, siendo diferente a los años anteriores.
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La verdad, no me inspira confianza una persona que desde que empezó la guerra no se cambia de ropa.