De acuerdo al nuevo informe publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), los saldos en cuenta corriente mundiales experimentaron un aumento por tercer año consecutivo durante el 2022. Este fenómeno se vio impulsado por una serie de factores que incluyen la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la recuperación desigual de la pandemia y el rápido endurecimiento de la política monetaria de Estados Unidos.
En este sentido, el análisis del sector externo propiciado por el FMI señala que, aunque el tamaño general de los excesos de déficit y superávit las cuentas corrientes se mantuvieron estables desde el 2021, anteriormente había mostrado una tendencia decreciente que perduró durante varios años.
Por otra parte, el ciclo global del dólar, impulsado principalmente por los riesgos financieros a nivel mundial, ha llevado a una apreciación de la moneda estadounidense. Esto ha tenido una serie de efectos indirectos negativos, especialmente en la actividad económica y las importaciones, impactando de manera más pronunciada en las economías emergentes como la argentina.
Necesidad de políticas coordinadas entre países
Es por ello que, para mitigar estos efectos de contagio negativos, el informe sugiere qué tipos de cambio más flexibles y expectativas de inflación mejor ancladas podrían resultar beneficiosos. Asimismo, subraya la importancia de realizar un abordaje de las tensiones geopolíticas y económicas que influyeron en los saldos en cuenta corriente a nivel mundial.
Además, resalta la necesidad de pensar políticas coordinadas que permitan estabilizar los flujos de capital y promover un reequilibrio externo más sostenible. En este contexto, se torna relevante una mayor cooperación conjunta entre las economías emergentes de países como Argentina, tanto para enfrentar los desafíos como fomentar un crecimiento económico que sea más equitativo y estable.
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