La situación en Níger se torna cada vez más tensa mientras la junta militar que tomó el poder en un golpe de Estado cierra el espacio aéreo del país y acusa a naciones vecinas de planificar una invasión. La junta desafía un ultimátum para reinstaurar al presidente destituido y advierte que cualquier intento de sobrevolar el país será recibido con “una respuesta enérgica e inmediata”.

El anuncio del cierre del espacio aéreo se realizó a través de la televisión estatal la noche del domingo, horas antes del plazo establecido por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS), bloque regional que ha advertido el uso de la fuerza militar si el presidente democráticamente elegido, Mohamed Bazoum, no es restituido en el poder.

Un portavoz de los líderes del golpe, el Coronel Mayor Amadou Abdramane, mencionó “la amenaza de intervención que se está preparando en un país vecino” y anunció el cierre del espacio aéreo de Níger hasta nuevo aviso. La junta también alega que dos países de África Central están preparando una invasión, sin especificar cuáles, y llama a la población a defender el país.

Esta situación ha llevado a que aerolíneas internacionales desvíen sus vuelos alrededor del espacio aéreo de Níger, una región estratégica que Estados Unidos y otros países consideran un socio clave en la lucha contra el terrorismo en la vasta región del Sahel, al sur del Desierto del Sahara, donde grupos vinculados a Al Qaeda y el Estado Islámico están expandiendo su influencia.

La incertidumbre también se cierne sobre la presencia de aproximadamente 1.100 militares estadounidenses en Níger, cuyo futuro no está claro en medio de esta situación de crisis.

Mientras tanto, en Mali, las fuerzas armadas han anunciado el envío de una delegación oficial junto a Burkina Faso, ambos vecinos de Níger y gobernados por juntas militares. Estos países han manifestado que considerarán cualquier intervención en Níger como una “declaración de guerra” en su contra.

Las tensiones regionales han ido en aumento desde el golpe de estado en Níger hace casi dos semanas. Los soldados amotinados detuvieron al presidente Bazoum e instalaron al General Abdourahmane Tchiani, ex jefe de la guardia presidencial, como jefe de estado. Analistas sugieren que el golpe podría haber sido desencadenado por una lucha de poder entre Tchiani y el presidente destituido, quien estaba a punto de destituirlo.

En este contexto, la postura de ECOWAS después de que el plazo haya expirado no está clara. La región está dividida sobre el curso de acción a tomar. Hasta ahora, no se ha observado una acumulación de fuerzas militares en la frontera de Níger con Nigeria, el posible punto de entrada por tierra.

La junta militar de Níger parece no estar interesada en la negociación. Una delegación de ECOWAS que se envió a Níger la semana pasada para mantener conversaciones fue retenida en el aeropuerto y solo se reunió con representantes de Tchiani.

La incertidumbre y la tensión en Níger persisten mientras la junta militar se esfuerza por mantener el control y enfrentar presiones regionales e internacionales. La comunidad internacional sigue observando de cerca esta situación que tiene implicaciones significativas para la estabilidad y seguridad en África Occidental.

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Redacción
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