Ante la cuestión de la membresía de Ucrania en Vilna, los aliados de la OTAN emitieron un comunicado en la cumbre, acordando que tomarán una decisión una vez que haya consenso dentro de la Alianza y se cumplan las condiciones para la adhesión. Aunque esta posición era previsible, destaca la sorprendente actitud de Francia, que previamente se había opuesto a la expansión de la OTAN hacia Ucrania. No obstante, en esta ocasión, Francia ha demostrado un apoyo más sólido, en contraste con el escepticismo de Estados Unidos.
El cambio de política de Francia es reciente pero concreto, ya que el presidente Emmanuel Macron tomó la decisión oficial en junio de 2022. Esto ha sorprendido tanto a los socios de la OTAN como a los observadores, dado que contradice la postura tradicional de Francia. Esta nueva perspectiva parece fundamentarse en cálculos estratégicos y tácticos, como la percepción de que el Artículo 5 de la OTAN podría asegurar la seguridad de Ucrania y disuadir futuras agresiones rusas.
Además, Francia busca integrar el creciente poder militar de Ucrania en las estructuras multilaterales occidentales. A pesar de que Ucrania ha demostrado un notable aumento en su capacidad militar y un sólido respaldo interno para unirse a la OTAN, también enfrenta desafíos en términos de reconstrucción y estabilidad interna. La membresía en la OTAN podría proporcionar un marco para abordar estos desafíos y dar forma a la dirección estratégica de Ucrania.
El cambio de política de Francia también está relacionado con su intento de establecer un liderazgo en la integración euroatlántica de Ucrania. París busca reparar su relación con Europa Central y del Este, lo que ha sido un desafío debido a las preferencias atlantistas de estos países en el pasado. La adhesión de Ucrania a la OTAN podría demostrar el compromiso de Francia con esta región y su papel en el orden europeo.
Este cambio de postura de Francia tiene implicaciones más amplias en la geopolítica europea y las relaciones transatlánticas. Representa un cambio en la política exterior de Francia, que ahora aboga abiertamente por la “geopolitización” de la periferia este y sureste de la Unión Europea y la OTAN. Esto también podría generar tensiones en las relaciones transatlánticas, especialmente en lo que respecta a compartir la carga con Estados Unidos y en las relaciones franco-alemanas, que han enfrentado desacuerdos en este tema.
En términos generales, el cambio de política de Francia en relación con la membresía de Ucrania en la OTAN refleja una recalibración estratégica más amplia y tiene implicaciones significativas para la seguridad y la geopolítica en Europa.
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