El reciente cambio de gobierno en Níger debería alertar a los líderes políticos estadounidenses. El enfoque actual de seguridad en África Occidental no está resultando efectivo. Estados Unidos está aplicando una fuerza desmedida frente a una amenaza mínima en la región. Los dirigentes deben resistir la tentación de intensificar su participación en la crisis actual. En cambio, deben retirar las tropas de Níger, reducir las misiones al reconocimiento y enfocarse en fomentar la paz en las áreas conflictivas.
En la actualidad, aproximadamente 1.100 soldados estadounidenses están desplegados en Níger, distribuidos en dos bases. Estas fuerzas son el núcleo central de una estrategia estadounidense de una década para enfrentar a los grupos terroristas vinculados a ISIS y Al-Qaeda en Níger y en toda África occidental. Las fuerzas especiales de Estados Unidos entrenan, respaldan y acompañan a las fuerzas locales en Níger en operaciones de combate contra los extremistas. Estas operaciones no están exentas de riesgos para los soldados estadounidenses. En 2017, cuatro comandos estadounidenses murieron en un ataque sorpresa cerca de Tongo Tongo.
Existen tres problemas fundamentales en la política estadounidense hacia África occidental:
En primer lugar, el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos contra estos grupos es exagerado, ya que carecen de la intención y la capacidad para atacar a Estados Unidos. Sus lazos con ISIS o Al-Qaeda generalmente buscan reclutar y aumentar su influencia, en lugar de recolectar recursos para atacar al Occidente. Los registros históricos demuestran que los grupos que operan a nivel regional no representan una amenaza global. Ningún grupo terrorista de África occidental ha intentado atacar a Estados Unidos o a sus aliados. Aunque grupos como el ISIS en el Gran Sahara, Ansaroul Islam y Jama’at Nusrat al-Islam wal Muslimin han estado activos durante casi una década, sus ataques se han limitado a Burkina Faso, Malí y Níger. Estos grupos no plantean una amenaza global a la seguridad de Estados Unidos; más bien, son insurgencias con objetivos locales de derrocar gobiernos regionales. A pesar de esto, las tropas estadounidenses están enfrentando riesgos en su lucha contra ellos.
En segundo lugar, la estrategia estadounidense en África occidental no está arrojando resultados. A pesar de los valerosos esfuerzos de las fuerzas estadounidenses, el terrorismo ha aumentado en la región desde que comenzaron las operaciones en 2013. Los ataques terroristas se han multiplicado por siete entre 2017 y 2020. El año pasado, los ataques aumentaron un 36 % en toda la región y un 43 % en Níger específicamente, un hecho que el ejército de Níger utilizó para justificar el golpe de estado de la semana pasada. En resumen, las fuerzas estadounidenses están al frente de una causa perdida y peligrosa en África occidental.
En tercer lugar, existe un alto riesgo de escalada por parte de Estados Unidos. Los socios estadounidenses en la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental han impuesto sanciones y amenazan con una posible intervención militar para revertir el golpe ocurrido la semana pasada. Aunque es poco probable que Estados Unidos participe directamente en una acción militar, si ECOWAS logra revertir el golpe, Estados Unidos seguramente colaborará en los esfuerzos de estabilización posteriores. En resumen, Washington podría involucrarse en la reconstrucción de un país, Níger, donde no tiene intereses estratégicos. Esto no beneficia la seguridad nacional de Estados Unidos.
¿Qué deberían hacer los legisladores estadounidenses?
En primer lugar, Estados Unidos debe retirar sus tropas de Níger y poner fin a las misiones de entrenamiento, asesoramiento y acompañamiento de las fuerzas especiales estadounidenses en África Occidental. Dada la escasa amenaza y el riesgo de escalada, esta reducción es justificada.
Seguidamente, Estados Unidos debe trasladar su base aérea en Níger a un país más estable en África Occidental, posiblemente Ghana o Senegal. Deben centrar sus esfuerzos en recopilar información de inteligencia que permita identificar cuándo un grupo terrorista en África Occidental podría representar una amenaza global. En caso de que ocurran tales transformaciones, la base podría utilizarse para futuros ataques necesarios, como el que eliminó al líder de ISIS Bilal al-Sidani a principios de año en Somalia.
Finalmente, si Estados Unidos busca verdaderamente ayudar a África Occidental, debe centrarse en las dinámicas locales de los conflictos en la región. Esto requiere enfocarse menos en el uso de la fuerza y más en brindar asistencia humanitaria y fomentar la paz, lo que sería más beneficioso a un costo menor.
El golpe en Níger brinda una oportunidad crucial para ajustar la política actual de Estados Unidos en África Occidental. Se espera que los líderes políticos tengan la visión y la valentía de aprovechar este momento.
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Es difícil que EEUU deje de hacer lo que está acostumbrado a hacer, lo que está en su naturaleza imperialista. Solo cuando le falla la maquinaria militar, allí es donde recula y se aleja, como en Afganistán, o Vietnam. Es difícil enseñarle trucos nuevos a un perro viejo, y malacostumbrado. Las misiones militares de EEUU alrededor del mundo son muchas, no creo que acepte dócilmente retirarse de África.