Un resultado destacado de la XV cumbre de los BRICS, que se celebró en Sudáfrica, radica en la elección de invitar a seis naciones adicionales a unirse al grupo a partir de enero de 2024. Estos países son Argentina, Etiopía, Irán, Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. Esta ampliación incrementará la membresía de la coalición a 11 naciones y fortalecerá su rol proyectado como una alternativa geopolítica a las instituciones internacionales predominantemente lideradas por Occidente.

Los cinco estados miembros actuales (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han argumentado que su influencia, tanto en términos económicos como demográficos, no se refleja adecuadamente en las estructuras internacionales, especialmente en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La suma de estos cinco BRICS abarca aproximadamente el 42% de la población global y más del 23% del producto interno bruto (PIB) mundial.

La incorporación de estos seis nuevos países resultará en que el grupo extendido represente el 46,5% de la población mundial. Utilizando los datos de los PIB suministrados por el FMI, es posible inferir que este grupo representará alrededor del 30% del PIB global.

La diversidad inherente de estos nuevos miembros muy probablemente generará discusiones acerca de la verdadera esencia de los BRICS.

En el discurso inaugural de la cumbre (celebrada del 22 al 24 de agosto), el anfitrión, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, afirmó:

Los BRICS personifican la solidaridad y el progreso. Representan la inclusión y un orden más equitativo y justo. Los BRICS encarnan el desarrollo sostenible.

A lo largo del tiempo, el grupo ha mantenido una coherencia notable en relación con estos valores y aspiraciones.

Comprender la esencia de los BRICS

Una de las preguntas recurrentes en relación con los BRICS es “¿qué son?”. Esta interrogante es reveladora. A diferencia de otros casos, como la Unión Europea o incluso el G20, esta pregunta no surge.

Los BRICS no constituyen una entidad organizativa formal (carecen de una sede, secretaría o tratado), pero sí cuentan con una institución compartida: el Nuevo Banco de Desarrollo. Es comprensible que exista confusión en torno a la naturaleza precisa de los BRICS.

En diferentes momentos, se ha denominado a sí mismo como un foro, una plataforma, un mecanismo, una asociación o una asociación estratégica, entre otros términos. Algunos incluso lo han calificado como alianza o bloque, aunque en realidad no encaja en ninguna de estas categorías.

Estos términos tienen definiciones concretas en el ámbito de las relaciones internacionales. El término “alianza” se refiere a un pacto de defensa mutua que implica colaboración militar, mientras que “bloque” hace referencia a la cohesión ideológica (bloque político) o a un acuerdo de libre comercio (bloque comercial). Los BRICS carecen de estas características.

Además, los miembros no concuerdan en algunos temas cruciales. China y Rusia, en el mejor de los casos, no respaldan las aspiraciones de India, Brasil y Sudáfrica de obtener un papel más influyente en el Consejo de Seguridad de la ONU. A lo largo de los años, sus declaraciones han mantenido la misma línea:

“China y Rusia comprenden y respaldan las aspiraciones de India, Brasil y Sudáfrica de tener un papel más relevante en las Naciones Unidas”

Este hecho evidencia la existencia de discrepancias significativas dentro del grupo.

Este grupo se propone asegurar el desarrollo sostenible tanto para sí mismo como para el sur global, respaldar y fomentar el multilateralismo, implementar reformas con el propósito de lograr mayor representación en las instituciones representativas y cultivar la solidaridad entre sus miembros.

Enfoque en el desarrollo económico

La economía ocupa un lugar central en el grupo; en su núcleo, reúne a economías emergentes con el deseo de mantener y mejorar sus trayectorias económicas. Después de todo, su insistencia en la reforma surge de su percepción de estar insuficientemente representados en las instituciones financieras globales.

El logro más destacado, y hasta ahora el único, del grupo es la creación del Nuevo Banco de Desarrollo, principalmente orientado a financiar proyectos de infraestructura. Además, se ha establecido una reserva de contingencia a la que los miembros pueden recurrir en situaciones de emergencia. Esta reserva está valorada en 100 mil millones de dólares.

Compromiso con el multilateralismo

Este segundo valor se relaciona con la preocupación del grupo sobre el empleo de entidades que no son parte de la ONU para perseguir objetivos a nivel global. Un ejemplo relevante es el uso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para la invasión de Afganistán en 2001, después de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos, así como la incursión en Irak en 2003 por parte de Estados Unidos y el Reino Unido, eludiendo al Consejo de Seguridad de la ONU.

El presidente ruso, Vladímir Putin, expresó esta inquietud en su discurso durante la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007:

La utilización a fuerza solamente puede considerarse legítimo si la decisión cuenta con la aprobación de la ONU. No necesitamos reemplazar la ONU con la OTAN o la UE.

Búsqueda de reformas en la gobernanza global

En tercer lugar, los países BRICS han abogado durante mucho tiempo por la elección transparente y democrática de líderes en instituciones internacionales. Por ejemplo, el presidente del Banco Mundial, siempre ha sido de nacionalidad estadounidense, mientras que el director gerente del FMI ha sido europeo. El Banco Mundial cuenta con 189 estados miembros y el FMI con 190.

La creación del Nuevo Banco de Desarrollo no tenía como objetivo reemplazar al Banco Mundial, sino más bien “complementar” las instituciones financieras globales existentes. Los BRICS visualizan un Banco Mundial en el que sus miembros tengan derechos de voto proporcionales a su peso económico y en el que el personal provenga de diversas partes del mundo en un equilibrio geográfico.

Apoyo mutuo y solidaridad

Por último, los miembros han expresado su solidaridad mutua en una serie de declaraciones desde 2010. Esta solidaridad se traduce en la asistencia recíproca en situaciones de desastres humanitarios, siempre respetando la soberanía y la integridad territorial de cada nación.

En vista de las críticas y las propuestas de sanciones hacia China debido a la supuesta represión de la población uigur-musulmana, así como hacia Rusia por su intervención en Ucrania, la solidaridad ha adquirido un significado que puede entenderse como silencio o no alineación.

¿Pueden los BRICS constituirse también como una alianza militar?

En paralelo al clamor militar complejo de la OTAN, que ejerce un poderío militar significativo en términos de armamento y superioridad de tropas en ciertos escenarios dentro de Europa occidental, hoy surge un posible competidor que representa una alternativa que merece reflexión en cuanto al poder militar que pueden o no ejercer en el contexto contemporáneo del mundo moderno.

No obstante, quiero resaltar que la distancia espacial o geográfica entre estos países implica una cuestión de geometría, que resulta crucial en estrategia militar, especialmente en operaciones defensivas donde, como Clausewitz mencionó en “De la Guerra”, “la geometría controla prácticamente todo, tanto en grande como en pequeño”.

Por otro lado, los Socios del Pacífico Azul (PBP), también enfrentan limitaciones militares similares. Conformados por Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Japón y el Reino Unido, estos países se alinean en contra de los BRICS o lo que se considera la “amenaza china”.

En junio de 2022, los líderes de los BRICS emitieron una respuesta que fue más allá de las cuestiones concernientes a las islas del Indo-Pacífico, centrando su atención en la problemática diplomática de la paz y la guerra en Ucrania. Un medio de comunicación francés comentó sobre las señales que surgieron de la reunión de los BRICS:

Xi expresó en el foro empresarial BRICS que la ‘crisis en Ucrania es… una advertencia’ y advirtió contra ‘ampliar alianzas militares y buscar la propia seguridad a expensas de la seguridad de otros países‘”.

China e India mantienen sólidos lazos militares con Rusia y adquieren importantes cantidades de petróleo y gas de este último. En una conversación telefónica acontecida el año pasado, Xi aseguró a Putin que China respaldaría los intereses fundamentales de Rusia en términos de “soberanía y seguridad”, generando una reacción por parte de Estados Unidos que advierte a China que podría acabar “en el bando equivocado de la historia”.

Por ejemplo, Sudáfrica, uno de los pocos países africanos con influencia diplomática a nivel global, no condenó la acción militar de Rusia.

De esta manera, se evidencia que los BRICS representan más una alianza política y económica/empresarial que una base de poderío militar. Sin embargo, la construcción de alianzas militares entre los estados miembros de los BRICS, aunque está en una etapa inicial, sugiere que es probable que con el tiempo se transformen en la OTAN del Sur Global. Es relevante destacar el simbolismo político de estas naciones al buscar convertirse en una base política multipolar, en contraposición al enfoque unipolar de Estados Unidos.

El rol de Sudáfrica, antes impensada, hoy puerta y puerto de los BRICS en África

Con relación al potencial militar de los BRICS, el Instituto de Estudios Políticos señaló en 2011: “A finales de 2010, Sudáfrica fue finalmente invitada a unirse a la comunidad económica BRIC (Brasil, Rusia, India y China). BRIC surgió en 2001 y rápidamente se convirtió en un actor importante a nivel mundial. Con mayor poder económico viene un mayor poderío militar, y la pregunta que surge es por qué Sudáfrica fue invitada a unirse a BRIC y si esto conllevará responsabilidades militares adicionales para Sudáfrica”.

Sudáfrica no escapa a las responsabilidades militares, aun de manera silenciosa e invisible, pero de forma gradual y metódica, no impulsiva ni apresurada. Sin embargo, como lo menciona el artículo de IPS:

Las ubicaciones y los recursos portuarios geoestratégicos de Sudáfrica permitirían a los BRIC competir mejor con el G7 en asuntos globales. Sudáfrica posee recursos abundantes y tiene una ubicación estratégica en las tres rutas marítimas vitales de oeste a este, que conectan países como India, China, Japón y las regiones del Lejano Oriente de Rusia“.

En el mundo actual, tanto la OTAN como los BRICS comparten un punto común: ambos bloques de alianza comienzan con aspiraciones modestas, incluso humildes, antes de que eventos mundiales fuera de su control los impulsen hacia adelante, en el torbellino de la agitación política y la guerra.

En consecuencia, ya sea la OTAN o los BRICS, su éxito militar no será definido únicamente por su pensamiento estratégico, sino por cómo lo materializan de manera concreta a través de la fricción real en el campo de batalla.

Entonces, ¿por qué tantas naciones, incluyendo varios aliados de Estados Unidos, participan en este proyecto y buscan promover su misión?

Numerosos expertos argumentan que nos encontramos en medio de una nueva Guerra Fría. Incluso miembros del Congreso de los Estados Unidos han respaldado esa idea. Sin embargo, esta analogía es limitada, o cuánto menos, exagerada.

Como han señalado muchos, China es una economía comparable a la de Estados Unidos y es probable que en breve la supere en términos de producto interno bruto (PIB), a diferencia de la ex Unión Soviética,cuya economía, en su apogeo, era apenas un tercio de la estadounidense. No obstante, lo que difiere críticamente en el panorama global de alianzas es que varios países tienen la capacidad de elegir su bando.

Académicos y analistas han debatido durante décadas el ascenso del Sur Global, especialmente desde la crisis financiera de 2008. Señalan cómo el crecimiento económico sostenido y sin precedentes de muchas naciones fuera del Occidente está redistribuyendo el poder global.

Este nuevo entorno brinda a las naciones del Sur Global opciones sobre cómo enfrentar la creciente fricción entre las principales potencias y cómo posicionar sus países en medio de la competencia entre estos titanes.

Durante la Guerra Fría, el mundo se podía dividir en tres bandos: el bloque occidental, el bloque soviético y los países que conformaban el llamado movimiento no alineado.

Después de la Guerra Fría, muchas de las normativas del bloque occidental dieron forma a lo que se conoce como el orden internacional liberal basado en reglas. Este nuevo orden fue ratificado en nuevas organizaciones como la Organización Mundial del Comercio y en entidades preexistentes como las Naciones Unidas, durante un período unipolar cuando el capitalismo democrático y la apertura comercial parecían haber derrotado a todos sus oponentes.

Sin embargo, hoy en día, el contrapeso creciente a Estados Unidos no busca conformar un bloque al estilo soviético. Las razones son tanto materiales como ideológicas.

China carece de la capacidad militar para proyectar poder en vastas regiones del mundo y garantizar la seguridad de aliados distantes. Además, su historial con las alianzas ha tenido consecuencias adversas, como las que tuvo con la Unión Soviética. Por tanto, evita las alianzas de la índole que definen la relación entre Estados Unidos y sus aliados clave en Europa y Asia Oriental. Beijing cuenta con muchos socios, incluso “socios estratégicos integrales”, pero carece de aliados.

Beijing también tiene una relación frágil con el orden internacional establecido por Washington. Este orden fue diseñado y ejecutado con base en los intereses y preferencias de Estados Unidos, y en menor medida, los de sus aliados cercanos. A medida que China asciende, Occidente, y Estados Unidos en particular, resguardan celosamente las reglas que han formulado y el orden que prevalece en esas organizaciones.

El poder de voto de China y su posición en los foros internacionales son aún muy pequeños en comparación con su peso económico. Por ejemplo, a pesar de representar el 16% del PIB global, China tiene apenas un 5% de participación con derecho a voto en el principal brazo crediticio del Banco Mundial.

China ha pedido en repetidas ocasiones un aumento en su poder de voto, y el de otras economías emergentes, para reflejar la distribución económica global actual, pero sin éxito. Esto resulta sumamente atractivo para numerosos países del Sur Global. Muchos de ellos sienten que sus preferencias e intereses están subrepresentados o ignorados en el orden mundial tal como está establecido actualmente.

Además, aliarse con agrupaciones como BRICS no implica compromisos vinculantes con un bando en la nueva Guerra Fría. Aunque la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) puede ser un foro de cooperación en seguridad similar a la OTAN, carece de la característica del Artículo 5. En el peor escenario, un conflicto militar entre China y Estados Unidos, se esperaría que los aliados de Estados Unidos se unieran rápidamente a la guerra, mientras que los socios de China no lo harían.

En realidad, una coalición cada vez más amplia de países con sistemas políticos, ideologías y enfoques distintos a Occidente en competencia y conflicto puede dar lugar a una organización cada vez más difícil de manejar y aumentar el problema de la acción colectiva.

No obstante, es evidente que China está apostando a que un conjunto más amplio y geográficamente diverso de países eventualmente logrará el objetivo de mejorar su representación colectiva en el orden mundial. Por ejemplo, la inclusión de más naciones, especialmente importantes exportadores de materias primas como Argentina, Arabia Saudita, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, puede hacer que una mayor integración económica entre los estados BRICS y el uso de monedas distintas al dólar en el comercio entre ellos sea más atractivo.

Los académicos que han examinado la relación de Beijing con el orden internacional argumentan que China busca involucrar a las instituciones internacionales para respaldar sus preferencias. No obstante, cuando se le niega el poder que considera acorde a su posición global, busca crear instituciones paralelas. Ejemplos de esto son el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, la OCS y los BRICS.

Estados Unidos y sus aliados clave comparten valores y una interacción social profunda. Aún más importante, tienen sistemas de gobierno y enfoques económicos similares. Esto los une y resuelve problemas de acción colectiva relacionados con asuntos mundiales.

Sin embargo, los socios de Estados Unidos en el Sur Global no están bajo esta protección y, en su lugar, buscan la multipolaridad para maximizar su posición negociadora frente a las potencias en competencia.

Unirse a un foro como los BRICS es más una afirmación de un país de su deseo de permanecer neutral o de jugar en ambos lados según su interés nacional particular, y menos una declaración de alineación con Beijing.

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Juan Ignacio Máscolo
Estudiante avanzado de Relaciones Internacionales (USAL). Coordinador del Observatorio de Política Internacional en el Centro de Estudios Estratégicos en Relaciones Internacionales (CEERI). Especialista en Economía Internacional, Estados Unidos y África.

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