En una histórica votación, Ecuador decidió dejar bajo tierra las reservas petroleras de la selva amazónica. Este hecho contrastó fuertemente con los resultados de las elecciones presidenciales celebradas el mismo día, y dejó al atribulado país frente a un dilema económico.
En este sentido, fue el pasado 20 de agosto cuando el país votó por un margen significativo, con un 58% a favor y un 41% en contra, para que las reservas petroleras del Parque Nacional Yasuní en la Amazonia permanezcan “inalteradas”. La victoria del “sí a Yasuní” fue un gran triunfo para los defensores del medio ambiente, pero también un grave problema para el Estado ecuatoriano.
El histórico hecho implica que la empresa estatal petrolera de Ecuador, Petroecuador, ya no tendrá autorización para explotar las reservas petroleras del territorio ubicado en el Parque Nacional Yasuní, lo que generará un costo para el país de aproximadamente 600 millones de dólares al año en ingresos.
Asimismo, contrasto con los resultados electorales obtenidos durante la última elección. Los dos candidatos presidenciales que finalmente competirán en la segunda vuelta el próximo 15 de octubre han favorecido en el pasado el extractivismo, en particular la minería metálica y la industria petrolera, sectores clave de la economía ecuatoriana. Ambos candidatos obtuvieron poca diferencia de votos y deberán apelar a una nueva estrategia tras el resultado de la votación para llegar a la presidencia de Ecuador en octubre.
Este resultado electoral también plantea una serie de interrogantes sobre el futuro económico y ambiental de Ecuador, ya que se enfrenta al desafío de mantener su compromiso ambiental y preservar los recursos naturales estratégicos que posee, mientras busca abordar su estabilidad económica en un contexto político crítico e incierto. Ambas cuestiones se convirtieron en un desafío clave que deberá sortear el próximo Gobierno.
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