Una intensa confrontación se ha desatado entre Colombia e Israel en medio del conflicto en Gaza. El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha respondido con firmeza a las acusaciones de antisemitismo y a las convocatorias de “conversación de reprimenda” realizadas por la Cancillería de Israel, que estaban relacionadas con sus recientes declaraciones sobre el conflicto.
Petro, en una serie de publicaciones en redes sociales, escribió: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios. Al presidente de Colombia no se le insulta”.
El conflicto comenzó con las declaraciones del presidente colombiano en las que comparó al Gobierno de Israel con los nazis, lo que generó un fuerte rechazo de Israel. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Lior Haiat, calificó estas declaraciones como “hostiles y antisemitas”.
En una reunión, Israel expresó su preocupación por las declaraciones de Petro, señalando que estas parecían respaldar las acciones de los terroristas de Hamás y avivaban el antisemitismo, lo que ponía en riesgo la paz de la comunidad judía en Colombia. Como respuesta, Israel decidió suspender las exportaciones de seguridad a Colombia.
Petro se mostró molesto por esta decisión y demandó la ayuda del pueblo de Israel tanto para la paz de Colombia como para la paz de Palestina y el mundo. También recordó que Colombia es un pueblo independiente y soberano que busca la justicia y la paz.
Este enfrentamiento no ha pasado desapercibido en la comunidad internacional. Anteriormente, Estados Unidos también condenó las declaraciones de Petro, instándolo a condenar a Hamás, una organización considerada terrorista por Estados Unidos, por los ataques a civiles israelíes.
Además, la Confederación de Comunidades Judías de Colombia ha expresado su rechazo a las declaraciones de Petro, afirmando que parecen justificar el accionar de Hamás.
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