China ha declarado un estado de “alerta máxima constante” después del reciente paso de buques de guerra estadounidenses y canadienses a través del estrecho de Taiwán. Este cruce representa la segunda acción conjunta en dos meses y ha elevado las tensiones en la región.
El USS Rafael Peralta, un destructor de la clase Arleigh Burke de la Marina de los Estados Unidos, y la fragata de la clase Halifax HMCS Ottawa de la Marina Real Canadiense realizaron un tránsito que la Marina estadounidense calificó de “rutinario”. Sin embargo, China ha respondido con una fuerte declaración de alerta.
El coronel Shi Yi, portavoz del Mando del Teatro Oriental de China, afirmó que las tropas chinas permanecen en “alerta máxima constante” y están decididas a proteger la soberanía y la seguridad nacionales, así como mantener la paz y estabilidad en la región. Shi describió el último tránsito como una “exageración pública” y aseguró que sus fuerzas navales y aéreas lo habían supervisado en su totalidad.
Este evento sigue al paso de dos buques de guerra de Estados Unidos y Canadá a través del estrecho que separa Taiwán del continente chino en septiembre. Las travesías de “libertad de navegación” realizadas por Estados Unidos y sus aliados occidentales en el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional han provocado la ira de China, ya que considera que estas áreas son parte de su soberanía.
La Séptima Flota de Estados Unidos afirmó que este tránsito se realizó de acuerdo con el derecho internacional y siguió un corredor en el estrecho que se encuentra más allá del mar territorial de cualquier Estado costero. Además, enfatizó que este tipo de cooperación es fundamental para garantizar una región segura y próspera donde las naciones puedan operar de acuerdo con el derecho internacional.
El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que estaba monitoreando la situación y que esta se encontraba dentro de la normalidad. Sin embargo, este cruce de buques se produce en un contexto en el que China ha aumentado la presión militar y política sobre Taiwán, una isla autogobernada que Pekín considera como parte de su territorio.
Este cruce refleja la creciente tensión en la región y la rivalidad entre China y sus vecinos, respaldados por Estados Unidos. La situación se torna más complicada a medida que las potencias buscan proteger sus intereses y afirmar sus reclamos en una de las zonas marítimas más disputadas del mundo.
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