La OTAN intensifica medidas para fortalecer las defensas de la infraestructura submarina de sus miembros tras una serie de incidentes que afectaron oleoductos y cables de comunicación, según reveló el Contralmirante de la Marina Real Tim Henry, subcomandante del Comando de Fuerza Conjunta de Norfolk de la OTAN.
En este sentido, en el marco de una entrevista afirmó: “Existen capacidades bien probadas que están diseñadas para atacar esa infraestructura. Algunas naciones tienen la capacidad de interactuar [con esa infraestructura] en partes muy, muy, muy remotas del mundo”.
Hasta el 95 por ciento de los datos mundiales fluyen a través de cables submarinos, y algunos de los más antiguos conectan a Estados Unidos y Canadá con sus socios de la OTAN en Europa. Por lo que incidentes como cortes accidentales hasta daños deliberados, resaltan la vulnerabilidad de esta infraestructura crítica, así ocurrió en octubre de 2022 cerca de Escocia, cuando barcos pesqueros y comerciales cortaron ocasionalmente estos cables.
Otro ejemplo se refiere a los sucesos que parecen ser intencionados, durante el mes de septiembre pasado, tres líneas del oleoducto Nord Stream en Rusia resultaron dañadas. Mientras que en otro incidente registrado, un barco chino cortó cables de comunicación en Finlandia, lo que suscitó preocupaciones sobre un posible sabotaje.
Ante estas amenazas, el Comando de la Fuerza Conjunta de Norfolk comenzó un trabajo de asesoramiento a las naciones de la OTAN respecto a la protección de sus cables, incluyendo la necesidad de evaluar la capacidad de las armadas para entender lo que sucede en el fondo del mar. Tim Henry sostuvo: “Estamos en condiciones de decir: ¿las armadas de las naciones de la Alianza tienen suficiente equipo e infraestructura para poder entender lo que sucede en el fondo del mar?”.
Parte de este esfuerzo incluye un impulso para compartir inteligencia clasificada entre las naciones miembro. Asimismo, aunque la OTAN no posee equipo militar, este esfuerzo se ve respaldado por nuevas adquisiciones como la compra de barcos de vigilancia submarina por parte de Gran Bretaña.
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