La Fuerza Aérea de EE.UU. está enfocada en mejorar su capacidad para neutralizar buques de guerra altamente defendidos, una respuesta a la creciente preocupación del ejército estadounidense ante el aumento en tamaño y capacidad naval de China.
Si bien los ataques a objetivos marítimos no son nuevos para los pilotos estadounidenses, las crecientes defensas aéreas chinas, con una gran cantidad de misiles tierra-aire en tierra y en sus buques de guerra, presentan un desafío considerable para las fuerzas y comandantes estadounidenses.
Ante un posible conflicto con China sobre Taiwán, los expertos señalan que los buques de guerra chinos podrían establecer una zona de combate anti-acceso/denegación de área, lo que complica las operaciones estadounidenses. El general Kenneth Wilsbach, comandante de las Fuerzas Aéreas del Pacífico, destaca la necesidad de hundir los barcos chinos para superar estas defensas.
La Fuerza Aérea de EE.UU. ha adaptado su enfoque y entrenamiento, colaborando estrechamente con la Armada en ejercicios centrados en misiones de guerra marítima. Además, está actualizando su arsenal con nuevas armas y misiles antibuque para abordar las amenazas en entornos marítimos.
El reciente énfasis en la integración con las fuerzas navales indica la conciencia de que los aviones y bombas por sí solos pueden no ser suficientes para enfrentar buques de guerra altamente defendidos a mayores distancias. La estrategia se centra en la sincronización de esfuerzos cibernéticos, espaciales, aéreos, de superficie y subterráneos para acumular efectos y maximizar la eficacia de las operaciones.
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