Rusia desplegó su misil balístico intercontinental RS-24 Yars, también conocido como el “misil del fin del mundo”, a la base militar de Kozelsk, ubicada en la parte occidental del país, a unos 1.500 kilómetros de Moscú y 2.400 kilómetros de Londres.

En una demostración de su capacidad nuclear, este movimiento aumenta la presencia de Rusia en una posición estratégica más cercana a Europa, dado que el misil, con una velocidad máxima superior a Mach 30, podría alcanzar Londres en menos de cinco minutos. El regimiento Kozelsk – el primero en actualizar sus misiles con Yars – fue el punto de partida para este despliegue.

Misil balístico intercontinental RS-24 Yars. EFE

El misil RS-24 Yars, con un alcance de 11.000 kilómetros y la capacidad de transportar múltiples ojivas, está diseñado para superar las defensas aéreas actuales y futuras. Se destaca su velocidad máxima de 36.800 kilómetros por hora, más de 30 veces la velocidad del sonido.

La medida se llevó a cabo poco después de que el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoygu, destacara la atención especial que Rusia está dedicando a fortalecer sus fuerzas nucleares navales estratégicas. En una reunión con los jefes militares rusos, el ministro añadió que la proporción de buques modernos en la fuerza nuclear naval alcanzó el 100 por ciento después de que tres submarinos con misiles balísticos de propulsión nuclear entraran en servicio en la Armada.

Además del traslado del misil Yars, Rusia también anunció planes para probar el misil balístico más grande del mundo, conocido como Satan 2, en la región del Ártico. La semana pasada, las fuerzas rusas cargaron un misil balístico intercontinental con el vehículo de planeo hipersónico Avangard en un silo en el sur de Rusia.

Redacción
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