Los líderes de las principales economías de América Latina y Europa se encontraron en Berlín el lunes con el objetivo de concluir un acuerdo de cooperación y libre comercio entre el bloque sudamericano y la Unión Europea, el cual ha estado pendiente por más de dos décadas.
Lula da Silva, presidente brasileño, busca cerrar este acuerdo como uno de los logros destacados de su breve presidencia en el Mercosur, antes de ceder el asiento a Paraguay la próxima semana. El canciller alemán Olaf Scholz, enfrentando desafíos económicos, también aspira a una victoria en política exterior y comercial.
Scholz expresó su urgencia para finalizar el acuerdo durante una conferencia de prensa tras las consultas con Lula, instando a todos los involucrados a ser pragmáticos. Aunque se esperaba una cumbre en Río de Janeiro, la aprobación del acuerdo preliminar sigue siendo difícil, ya que se informó que la administración argentina no lo respaldaría.
Lula se comprometió a no renunciar al acuerdo comercial, pero instó a la UE a decidir si realmente está interesada en concretarlo. Acusó a algunos países ricos de no querer hacer concesiones, especialmente en temas ambientales y forestales.
A pesar de las diferencias sobre el conflicto ruso-ucraniano y la guerra en Israel-Gaza, ambos líderes buscan mejorar sus posiciones en el escenario internacional. El acuerdo Mercosur-UE, de aprobarse, crearía una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. Sin embargo, la salida del presidente argentino Alberto Fernández, molesto por el rechazo de su sucesor al acuerdo y otros desacuerdos, añade complicaciones al panorama.
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