En medio de tensiones internacionales y crecientes conflictos, Estados Unidos se encuentra en una encrucijada crítica: la escasez de municiones amenaza sus capacidades estratégicas. Sobre esto trabajan los analistas Wilson Beaver y Jim Fein, considerando que las Fuerzas Armadas norteamericanas no producen suficientes municiones para “sostener operaciones en tres teatros a la vez”.
Lo cierto es que con la transferencia de proyectiles a Ucrania y las solicitudes de Israel, la capacidad de respuesta de Estados Unidos se ve comprometida. La planificación del Pentágono y las prioridades presupuestarias del Congreso entran en jaque, y el tercer teatro de operación para el gigante norteamericano, que es la región Indo-Pacífico para balancear a China, queda relegado.
Cabe destacar que a principios de 2023, Estados Unidos transfirió 300.000 proyectiles de artillería de 155 mm de su arsenal de material de reserva de guerra en Israel a Ucrania, ya que en ese momento era el único conflicto con fuerte participación de Estados Unidos. Pero después del 7 de octubre, la administración Biden tiene solicitudes de municiones por parte de Israel. ¿El agotamiento de las reservas es algo factible?
La guerra de Israel contra Hamas y la de Ucrania contra Rusia generan presiones adicionales para la Casa Blanca, más aún considerando las quejas de los republicanos sobre la necesidad de realizar ajustes de Presupuesto en política exterior. Así, las prioridades de Estados Unidos en materia de apoyo logístico para sus aliados comienzan a verse comprometidas entre unas y otras.
Pero el problema de municiones no es únicamente una preocupación actual, ya que recientemente se ha revelado que en caso de un futuro conflicto con China, Estados Unidos podría quedarse sin municiones críticas en tan solo ocho días. Y aunque un conflicto en la región Indo-Pacífica es improbable, no quiere decir que el gigante norteamericano no la contemple entre sus posibilidades.
Frente a estos desafíos, Estados Unidos precisa reevaluar sus prioridades presupuestarias en simultáneo con su capacidad de respuesta ante amenazas externas, que no son directamente hacia su territorio pero sí a sus aliados bajo su paraguas de protección. Es posible que, si este escenario continúa, una futura falta de municiones considerada tan crítica dejaría a la Casa Blanca con una capacidad disuasoria casi nula y con sus compromisos mundiales gravemente comprometidos.
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