Después de recorrer aproximadamente 70 kilómetros desde Tapachula, más de 6,000 migrantes continúan su trayecto por México con el objetivo de presionar al Gobierno mexicano durante la visita de una delegación estadounidense encabezada por el secretario de Estado, Antony Blinken.
Esta delegación se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador para abordar el aumento de la migración. Aunque el presidente mexicano anunció “acuerdos importantes” con Estados Unidos, no proporcionó detalles específicos. Mientras tanto, los migrantes solicitan un visado humanitario que les permita moverse libremente por México hasta llegar a la frontera con Estados Unidos.
La caravana, que comenzó en Nochebuena con casi 10,000 personas, ha llegado a Escuintla, en el estado de Chiapas. Los migrantes y los activistas que los acompañan exigen un diálogo con el Gobierno mexicano. Algunos expresan su preocupación de que la inmigración esté siendo utilizada con fines económicos o políticos, subrayando que México no debería ser instrumentalizado de esa manera.
Al final de la reunión entre la delegación estadounidense y el presidente mexicano, López Obrador afirmó que se lograron “importantes acuerdos” en economía, seguridad y migración. Sin embargo, no detalló los términos de dichos pactos. López Obrador se mostró dispuesto a colaborar pero también mencionó la necesidad de ver avances en las relaciones de Estados Unidos con Cuba y Venezuela, importantes fuentes de migrantes.
El flujo migratorio persiste, y la caravana, denominada ‘Éxodo de la pobreza’, avanza hacia el norte de México. A pesar de las cifras históricas de migrantes que buscan ingresar a Estados Unidos desde la frontera con México, algunos grupos, como el de personas con discapacidad, esperan obtener una visa humanitaria para permanecer en México.
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