El 2023 estuvo marcado por varios hechos que tuvieron la mirada del mundo: por un lado, el año comenzó con una insurrección en la capital de Brasil, cuando miles de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltaron el Congreso, la Corte Suprema y el palacio presidencial el 8 de enero. Meses más tarde, en Argentina, el año concluyó con los sindicatos más grandes del país convocando a huelgas nacionales. Venezuela, por su parte, movilizó tropas luego de un referéndum controvertido sobre reclamaciones territoriales de la región de Esquivo, perteneciente a Guyana.
A pesar de ello, explica el analista Oliver Stuenkel en su reciente publicación en el medio Americas Quarterly, no fue un mal año para América Latina. En ese marco, agrega que se espera que el crecimiento económico del 2023 alcance el 2.2% algo mejor que el 1.7% inicialmente proyectado. Más allá de esto, el autor realiza un repaso sobre los diversos acontecimientos y proyecta una serie de puntos que reflejan cuáles son las tendencias que hay que tener en cuenta sobre América Latina para el 2024
Mayor continuidad de la política
Este primer punto hace referencia a que no se esperan cambios significados en América Latina para el 2024, ya que se basa en los últimos resultados presidenciales. Por ejemplo, el autor menciona que para República Dominicana se espera que Luis Abinader, con una aprobación del 70%, sea reelegido en mayo. Claudia Sheinbaum, sucesora designada por el presidente mexicano López Obrador, probablemente ganará en junio, asegurando una política pragmática y beneficios continuos de la por la cercanía con EE. UU. A pesar de las preocupaciones por la tendencia autoritaria, se prevé continuidad en El Salvador con la cómoda reelección del presidente Bukele. En otros países, como Brasil y Uruguay, las elecciones locales y presidenciales respectivamente no se anticipan como eventos políticos trascendentales.
Los crecientes beneficios de ser un espectador de la agitación geopolítica
En el segundo punto, el autor explica que la condición de América Latina como espectador geopolítico ha atraído la atención de inversores en un mundo cada vez más afectado por tensiones globales. Explica que la región latinoamericana está destinada a tener más beneficios por su distancia con respecto al surgimiento de conflictos interestatales a nivel mundial.
En ese sentido, agrega que en 2022, el Instituto de Investigación de la Paz de Oslo registró 55 conflictos estatales en 38 países, la cifra más alta en décadas. La posibilidad de escalada en guerras en Ucrania y el Medio Oriente, o la aparición de un conflicto relacionado con Taiwán, podría motivar a más inversores a considerar a América Latina como una opción para reducir su exposición a conflictos geopolíticos. Sin embargo, esto no garantiza que la región esté indemne de las tensiones globales, a pesar de su distancia geográfica de los principales focos de conflicto.
Por último, enfatiza el autor, enfatiza que a pesar de lo que se está desarrollando entre Venezuela y Guyana, la probabilidad de una guerra real entre Caracas y Georgetown es baja, entendiéndose que esto se debe principalmente a un intento del gobierno venezolano de consolidar apoyo antes de elecciones probablemente injustas.
Lula busca el protagonismo mundial
Según explica Oliver Stuenkel, en el 2023 el expresidente brasileño Lula buscó activamente la atención geopolítica, expresándose de manera controvertida sobre temas como la invasión de Rusia a Ucrania y el conflicto entre Israel y Gaza. No obstante, este año se espera que Lula continúa con esta postura que ha dejado fricciones entre Brasil y Occidente. Pero apunta a que esto se debe a que este año Brasil tendrá la presidencia del G20, lo que brindará al presidente una oportunidad adicional para influir en la agenda global.
A ello se suma la afirmación del Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, de que Brasil estaría “contento” de recibir al presidente ruso Vladimir Putin en la Cumbre del G20 en noviembre, a pesar de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional en su contra. Esto refleja el desafío de Brasil de articular una política exterior en medio de creciente tensiones entre Occidente, China y Moscú.
Todos los ojos puestos en Argentina
Con un cambio rotundo en la política interna de Argentina, la situación política actual del país refleja el dilema de un presidente elegido con la promesa de cambios radicales, pero sin la mayoría congresual para implementarlos, explica el autor.
No obstante, en circunstancias diferentes, líderes como Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile han enfrentado desafíos similares. El presidente Javier Milei, al presentar numerosos decretos y un extenso paquete legal al inicio de su mandato, indica su intención de avanzar a pesar de obstáculos significativos en el legislativo, el judicial y las posibles protestas opositoras. Agrega también que probablemente Milei deba realizar concesiones sustanciales siguiendo el ejemplo de sus pares.
Por otro lado, se espera un riesgo relevante de agitación política en Argentina dada la alta apuesta y la inexperiencia ejecutiva de Javier Milei. Esto tendrá su consecuencia en la política exterior, ya que esto último limitará su margen de maniobra, sumado a que evitará antagonizar con Lula. Sin embargo, esto podría cambiar en 2025 si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, permitiendo que Milei siga la corriente estadounidense y radicaliza su postura en política exterior, similar a la estrategia de Bolsonaro durante los primeros dos años de su presidencia con Trump en el poder.
Los cambios meteorológicos afectan a la economía latinoamericana
Por último, el fenómeno climático conocido cómo “El Niño” podría afectar las economías de América Latina en diversas formas, según lo que observó el autor en 2023. Este fenómeno, que perturba los patrones climáticos debido al aumento de las temperaturas del agua en el Pacífico, puede provocar sequías en algunas áreas (como América Central, Colombia y la Amazonia) y lluvias intensificadas en otras (norte de México, Paraguay, Uruguay y partes de Argentina), dejando como consecuencia una incertidumbre a los países dependientes de la producción agrícola. Panama podría ser el más afectado en la región, ya que el Canal de Panamá podría enfrentar restricciones en el paso de barcos, como ocurrió en 2023.
En conclusión, el analista Oliver Stuenkel menciona que estas tendencias sugieren un escenario algo más estable en América Latina si se lo compara con el resto del mundo. En tal caso, las miradas estarán sobre la guerra que se está desarrollando en el Medio Oriente, la invasión de Rusia a Ucrania, las elecciones presidenciales de EE. UU. y las crecientes tensiones geopolíticas en Asia.
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