Intentos previos por parte de Rusia de aprovechar las divisiones étnicas en naciones democráticas han precedido acciones más agresivas.
El año pasado, funcionarios estonios informaron que Rusia reclutó a alrededor de 10 personas para atacar vehículos pertenecientes a un ministro del Interior y a un periodista en Estonia. Este incidente inusual revela la evolución de los esfuerzos de Moscú para socavar democracias vecinas. Los agentes rusos utilizaron las redes sociales para identificar ciudadanos estonios o rusos dispuestos a llevar a cabo ataques contra propiedades gubernamentales a cambio de compensación económica.
La directora general del Servicio de Seguridad Interna, Margo Palloson, destacó que esta tendencia se extiende más allá de Estonia, señalando que los servicios especiales rusos y chinos se acercan a las personas a través de las redes sociales. Los ataques específicos, en este caso, eran dirigidos a objetivos concretos.
Aunque los actos de vandalismo en Tallin pueden parecer insignificantes en comparación con las agresiones de Rusia en Ucrania, la población estonia, al igual que la ucraniana, tiene un porcentaje considerable de identificación rusa. En este contexto, los ataques encajan en un patrón más amplio de explotación de divisiones étnicas por parte de Rusia para socavar el apoyo público a la gobernabilidad democrática.
La primera ministra estonia, Kaja Kallas, subrayó que el Kremlin tiene como objetivo todas las sociedades democráticas y abogó por la transparencia como respuesta para disuadir acciones perjudiciales y fortalecer la resistencia.
Estos presuntos ataques son ejemplos de guerra híbrida, definida por la OTAN como la combinación sincronizada de instrumentos de poder y herramientas de subversión para explotar las vulnerabilidades de un antagonista. Las tácticas híbridas rusas no son nuevas y han sido utilizadas en conflictos anteriores, como la invasión de Georgia en 2008 y los eventos en Ucrania en 2014.
A pesar de la conciencia creciente de la OTAN sobre estas tácticas, persisten, y Rusia sigue aplicándolas. Además de Estonia, se informa que Moldavia es otro objetivo reciente, con el gobierno ruso tratando de sembrar la narrativa de que el gobierno moldavo retiene fondos de regiones que dudan en integrarse a la Unión Europea. El Kremlin parece estar estableciendo condiciones informativas para posibles operaciones híbridas en Moldavia en un futuro cercano.
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