Una nueva evaluación de guerra advierte que Vladimir Putin mantiene su determinación de dominar Ucrania, dos años después de iniciada la invasión. Destacando el optimismo renovado del mandatario ruso, influido por el fracaso de Estados Unidos en aprobar más ayuda militar y algunos éxitos recientes en el campo de batalla, como la captura de la ciudad de Avdiivka.
En este sentido, expertos afirman que el mandatario ruso no abandonó sus objetivos de “subyugar a Ucrania”, y que por el contrario, su estrategia parece centrarse en continuar la lucha, esperando cambios en el equilibrio de poder o el retorno del expresidente estadounidense, Donald Trump.
Pero pese a las pérdidas significativas – que ya superan las 1.000 diarias -, no se percibe que Putin tenga una estrategia clara a mediano plazo. Funcionarios occidentales indican que Rusia parece depender de la esperanza de que la superioridad numérica y de equipo eventualmente incline la balanza. Mientras tanto, la inteligencia estadounidense sugiere que las sanciones afectan al complejo militar ruso, generando retrasos y costos.
Y si bien la producción de armas rusas aumentó alcanzando los 4.5 millones de proyectiles este año – según estimaciones de Estonia -, la industria armamentista rusa experimentó dificultades debido a las sanciones. El Kremlin debió reorientar la economía hacia un modelo de guerra, destinando el 7.5% del PIB al gasto en defensa.
La presión económica llevó al Gobierno ruso a “requisar equipo militar originalmente destinado a ser entregado a socios extranjeros”, dijeron los funcionarios, incumpliendo con contratos pagados. Por lo pronto, la situación en Ucrania se mantiene en un punto muerto, sin conversaciones de paz activas y con ambas partes sin mostrar disposición para ceder
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Fuente: The Guardian