A principios de esta semana, Hungría dio su aprobación para la adhesión de Suecia a la OTAN. Sin embargo, la aprobación húngara no solo se limitó a la esfera diplomática, ya que el parlamento de Budapest también respaldó un acuerdo para la compra de cazas suecos. Este paso desbloqueó un proceso que llevaba varios años en desarrollo.
En ese marco, diversos estados europeos se pronunciaron ante este hito histórico. Emmanuel Macron, presidente francés, afirmó que “salvaguardará nuestra seguridad colectiva hoy y mañana”. Mientras que Kaja Kallas, Primera Ministra de Estonia, cuyo país comparte frontera terrestre con Rusia, declaró que la adhesión de Suecia “envía una señal a Rusia: los intentos de chantajear a la OTAN para que se aleje de su vecindad han fracasado”.
Hace casi dos años, Suecia puso fin a una política de no alineamiento, que había durado dos guerras mundiales y la Guerra Fría, tras la invasión ilegal de Ucrania por Putin. El voto de Hungría puso fin a meses de retraso tras una visita el viernes de Ulf Kristersson, el primer ministro sueco, durante la cual los dos países firmaron un acuerdo sobre armamento.
Turquía también había bloqueado la adhesión de Suecia hasta que Estados Unidos se comprometiera a vender cazas F-16 a Ankara. Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía, había acusado a Estocolmo de dar asilo a militantes kurdos. No obstante, este retiró sus objeciones luego de que Suecia accediera a levantar la prohibición de exportar armas turcas.
Por último, la embajada de Rusia en Suecia, el estado que más exigía que las dos naciones nórdicas permanecieran fuera de la alianza, público “Si alguien todavía cree que esto mejorará de alguna manera la seguridad de Europa, puede estar seguro de que los nuevos miembros del bloque hostil se convertirán en un objetivo legítimo de las represalias de Rusia, incluidas las militares”.
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