Durante la Cumbre de la Unión Africana en Addis Abeba, el 18 de febrero, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó que los acontecimientos en Gaza eran sin precedentes históricos, salvo por el caso de Hitler y el Holocausto judío. Esta declaración provocó fuertes acusaciones de antisemitismo y negación del Holocausto por parte de Israel, que declaró a Lula persona non grata.
A nivel nacional, en Brasil, su discurso fue criticado por poner en riesgo las relaciones con Israel y la comunidad judía, incluso siendo tildado de “vandalismo diplomático” por el periódico Estadão. En respuesta, Lula reiteró el 23 de febrero que lo que estaba sucediendo en Gaza era un genocidio, ya que, según él, se estaban asesinando a mujeres y niños.
Aunque se reconoció que su discurso no era históricamente preciso, considerando los ataques de Hamás y genocidios posteriores a 1945 en diversas partes del mundo, se subrayó que Lula estaba haciendo referencia a las aspiraciones democráticas radicales en América Latina. Se hizo mención a la influencia de exiliados nazis en la región durante la Guerra Fría y al papel de Israel, particularmente en términos de entrenamiento y suministro de tecnología, en el contexto latinoamericano.
El texto también abordó la situación socioeconómica en Brasil y otros países de América Latina, haciendo hincapié en la desigualdad, la presencia de burocracias represivas y la conexión con Israel en términos de apoyo militar.
¿Estados Unidos actuará como mediador?
Se destacó el panorama político en Brasil, con la familia Bolsonaro enfrentando problemas legales y políticos. Aunque se evidencian tensiones con Israel, también se señala que la resistencia interna a la influencia estadounidense parece estar en aumento en Brasil.
Después de las críticas iniciales, se mencionó que el tono crítico hacia Lula disminuyó tras su encuentro con el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, y las conversaciones en el G20. Además, se subrayó la condena de la masacre en Gaza por parte de la Universidad de São Paulo y la posición del ministro brasileño de Derechos Humanos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Finalmente, se planteó la incertidumbre sobre el futuro de la resistencia interna en Brasil en caso de que Bolsonaro enfrente consecuencias legales.
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